
Con el deceso del ilustre hijo de Santander y gran pensador Abdón Espinosa Valderrama, en la cima de sus 96 años, la economía como profesión y el periodismo económico han perdido uno de sus más valiosos exponentes. Se graduó como abogado en la Universidad Nacional, pero la economía que cursó como asignatura electiva en el mismo claustro fue su amor a primera vista y se dejó cautivar por ella.
A los 25 años de edad fundó, junto con el expresidente Alberto Lleras Camargo, la revista Semana en 1946, y desde 1970 cumplió durante 48 años seguidos religiosamente con su leída columna Espuma de los acontecimientos en el diario El Tiempo, del cual fue también subdirector.
En el año de 1982, Abdón Espinosa hizo parte de los fundadores de nuestra Academia Colombiana de Ciencias Económicas impulsada por Raúl Alameda, su alma y nervio, la cual preside actualmente nuestro colega, el profesor Beethoven Herrera. Él se convirtió en un obligado referente, consciente como era él que, al decir del expresidente de Francia, Francois Mitterrand, “la responsabilidad del intelectual es mayor que la del financiero o el empresario, porque influye sobre demasiadas personas”.
Es el único colombiano en ocupar dos veces la cartera de Hacienda, la primera vez con el expresidente Lleras Restrepo y la segunda con el expresidente López Michelsen. Es memorable la batalla que libró contra la imposición de la férula del FMI y su rotunda negativa a acceder a decretar una devaluación masiva, como la que tiene en aprietos a Argentina. Enfrentó con arrojo la amenaza del bloqueo de los créditos externos por parte del FMI y a contrapelo de las pretensiones del FMI, dio el paso más audaz que ministro de Hacienda alguno haya dado, como fue decretar el control de cambio para sortear la crisis externa que amenazaba la estabilidad de la economía.
Con fundamento en las facultades conferidas por el Congreso de la República, mediante la Ley 6ª de 1967, expidió el Decreto 444 del mismo año, a través del cual se estableció el Régimen cambiario y de comercio exterior, el cual sobrevivió hasta 1991. Este sirvió de instrumento para proteger la industria nacional, así como también para promover y diversificar las exportaciones.
Él defendió la intervención del Estado en la economía, defendió con ardentía su papel regulador y detestaba el capitalismo salvaje. En una de sus diatribas contra el endriago neoliberal dijo que “el resonante fracaso de sus políticas lo ha convertido en temible bacilo a los ojos de la opinión pública”.
Así de claro y contundente era Abdón Espinosa y de él podemos afirmar con la frase de John Maynard Keynes que “los hombres prácticos, que se creen exentos de cualquier influencia intelectual, son usualmente esclavos de algún economista difunto”. La influencia de su pensamiento económico entre “los hombres prácticos” será su mejor legado!
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