No me refiero al código de ética médica, ni a las normas y reglamentos que debemos cumplir quienes trabajamos de alguna forma con pacientes que necesitan prevenir, controlar o combatir el gran número de enfermedades existentes. Ni a las reglas que deben cumplir los organismos e instituciones para acreditarse como entidades de salud. En este caso, quisiera tener en cuenta las reglas de la Medicina que, como una ciencia así como la ingeniería, la astronomía y demás profesiones, debería cumplir, ya que después del amplio recorrido de la ciencia médica, hemos llegado al irrespeto de una profesión que tiene como base una formación científica, prolongada y dura, iniciada en una escuela de medicina y continuada con las especializaciones, maestrías y doctorados correspondientes, al lado de una práctica diaria de lo aprendido. Cualquiera puede dar opiniones y definir las acciones a tomar sin tener en cuenta que estas deben ser basadas en criterios científicos. De aquí nace la medicina basada en evidencia, que requiere del análisis epidemiológico y estadístico, que nos lleve a la confirmación profunda de los hechos estudiados, pasando por los elementos diagnósticos correspondientes, laboratorios clínicos, estudios de imágenes, patología y el más profundo a nivel molecular, que incluye el DNA, o constituyente genético fundamental del ser humano. Así, en cirugía prevalece la visualización de los órganos, tejidos y otras estructuras; en infectología, el reconocimiento de los microorganismos causales, culpables del fenómeno infeccioso, virus, bacterias y demás seres vivos existentes que nos acompañan.
Dos ejemplos serán suficientes para ilustrar la necesidad de que una ciencia tan importante cumpla sus reglas. El primero, la utilización del glifosato para el control de los estupefacientes, principalmente la cocaína, y el segundo, ya extendido, el del consumo del cannabis o marihuana. Los estudios no han sido concluyentes, y ya se toman decisiones, se necesita que la medicina con sus soportes evidentes, autorice su utilización. Como estos, muchos ejemplos, podríamos traer a colación, el de la vacunación contra el virus del papiloma, la utilización indiscriminada de antibióticos, el consumo de los azucares, las grasas y muchos más.
A la regla de la evidencia, la del ejercicio únicamente, por las personas debidamente preparadas no son únicas, por espacio, destaco los conceptos de la humanización y consideración de la equidad universal de los recursos, lo que sirve para uno, debe servir a los demás, lo cual trae a consideración, el concepto de la comercialización, es decir, la ciencia no debe existir solo como herramienta de la riqueza, como se hace en otras áreas pero que, en el caso de la Medicina, choca con los elementos más importantes del ser humano, la solidaridad y el respeto a los derechos de aquellos que no tienen recursos. La Medicina debe ser para todos en la medida de las circunstancias. Para ello debemos empezar por seleccionar personas con pensamiento humanitario y no mercantilista, pero también contar con leyes y reglamentos que hagan respetar la profesión, dándole el reconocimiento que se merece.