Teniendo en cuenta, las definiciones de la inteligencia, facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones, y formarse una idea determinada de la realidad, y la inteligencia artificial (IA), llevada a cabo por máquinas, que facilitan procesos de deducción automática, los cuales permiten la elaboración de registros, o la creación de bases de datos, que ayudan a resolver problemas a través de sistema mecanizados imitando el pensamiento de los humanos, un ejemplo, las redes neuronales artificiales, o circuitos eléctricos que imitan el funcionamiento de las células cerebrales.
El crecimiento de la tecnología y, en general, el aumento de los datos, como elemento fundamental para conseguir decisiones más exactas, nos ha llevado cada día a la utilización de computadores, teléfonos inalámbricos, internet etc. Con estas facilidades se ha aumentado enorme y rápidamente la información necesaria para la toma de decisiones importantes. La interpretación optimista del uso de la IA, nos podría llevar, a la resolución de problemas que pueden reducir las iniquidades, y mejorar la calidad de vida de las personas.
Sin embargo, el manejo fundamental de los datos y la información pueden quedar en ocasiones, únicamente en manos de los poderosos, lo que implica, una interpretación desventajosa para la humanidad, gobernada por quienes poseen los datos y la información en general, trayendo consecuencias de una especie de esclavitud por el poder de la información, presagiando inclusive el futuro de los acontecimientos, hechos y circunstancias, en las que los países que no la tienen, sufren el avasallamiento de los países desarrollados, es decir, la IA es un elemento de poder, que al usarse para destruir, se constituye en un arma mortal, mientras si por el contrario, se dirige al mejoramiento de las comunidades, sus efectos serán positivos y optimistas.
Para algunos como Martin Hilbert, profesor alemán, experto en Big Data, “la IA podría limitar la libertad de una capacidad creativa, a un aprendizaje automático, que solo puede replicar los pasados que ya existieron, lo que nos condena a repetir nuestra historia para siempre, por lo que necesitamos desarrollar un nivel de conciencia, no solamente lo suficientemente fuerte para guiar nuestro propio pensamiento, sino que también sea capaz de guiar a nuestras máquinas de pensamiento, necesitamos evolucionar con rapidez ”.
David Brooks, en relación con el Dataismo, filosofía de datos para tomar decisiones, dice que “es falso, que con el aumento de la IA, principalmente en lo relacionado con los datos, la vida pueda ser mejor, ya que no permite mejorar la capacidad del ser humano en la ejecución de actos con propósitos definidos y con sentido de beneficios, sobre todo para las clases más necesitadas”.
Derivado de los avances de la IA, cómo podremos actuar en estos momentos?, en los que la IA ya está dentro de nosotros. Cómo llegar a un sistema que favorezca, tanto a las actuales como a las nuevas generaciones?, en un mundo en el que las tecnologías arrasan con la inteligencia humana. Cómo hacer que la IA contribuya a llenar lo más preciado de la vida, el encuentro con la felicidad.
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