
La hora de los niños
Gracias a la vacunación, podemos volver a reiniciar la vida, con menos riesgos, pero con autocuidados. Ahora, que la vacuna infantil ha sido aprobada, no debe quedar un solo niño sin vacunarse contra la covid-19 y las otras enfermedades infecciosas, en este caso, la responsabilidad es de los padres.
La aprobación de la aplicación de vacunas, como protección contra la covid-19, para los niños desde los tres años de edad, se puede considerar como uno de los grandes avances en la lucha contra la pandemia, que se muestra en la actualidad en una fase de rebrote, aunque diferente por países, regiones y ciudades, se confirma nuevamente en los últimos días, un impacto en contagios y muertes. Desde China hasta todos los países involucrados, se viene confirmando que, a pesar de todos los esfuerzos realizados, la pandemia no nos abandona, sin negar que, con su disminución con el uso de las vacunas, nos ha permitido sobrevivir a uno de los grandes desastres de la humanidad.
Las medidas sanitarias, sólo parcialmente cumplidas, como el autocuidado, lavado de manos, uso de mascarillas, distanciamiento, aislamiento, y manejo de contagios en los casos necesarios, han recibido un apoyo fundamental con la vacunación. Desafortunadamente, ni las medidas sanitarias, ni la vacunación han alcanzado los niveles deseados para un mayor control. El autocuidado, sin poderse medir, y la vacunación, muy lenta en implementación, con porcentajes bajos todavía. Si los cambios en adultos, hasta los días recientes no se han logrado sino solo parcialmente, es muy importante la aprobación de la vacunación en Pediatría, primero para lograr una mayor protección, pero también para cortar principalmente las cadenas de transmisión intrafamiliares, con ello, podríamos pensar en cerrar el círculo de prevención de contagios, al disminuir la carga viral, o cantidad de virus circulante, disminuyendo los contagios, y su consecuente mortalidad.
Los estudios para la consecución de vacunas contra el Coronavirus actual, Sars-Cov-2, tienen años de evolución, pero en los últimos diez años, la ciencia ha avanzado a pasos agigantados, implementando los más adelantados métodos de biología molecular, lo que nos ha permitido, tener en tiempo récord vacunas de una gran calidad con mínimos efectos secundarios y menos aún, reacciones de alta toxicidad. El éxito de la vacunación contra la Covid-19 es inobjetable, y no deja ninguna clase de dudas a sus contradictores, la vacunación sirve, es útil, y está demostrado que aún en menor porcentaje de lo proyectado, es una de las razones más importantes que nos ha permitido salir adelante, sin ella, tendríamos que seguir encerrados, con detrimento grave de nuestro sistema y calidad de vida, un desplome mayor en la economía, un sistema de salud deteriorado y una mortalidad aumentada. La razón de ser de la vacunación es mejorar nuestra respuesta a la infección, disminuir las hospitalizaciones, gastos y muertes, pero también disminuye los contagios por disminuir la circulación del virus. Muchas personas estamos vivas, gracias a la vacunación, a lo que se suma el gran sacrificio de los trabajadores de la salud, que enfrentamos con mayor riesgo la posibilidad de contagiarnos, como lo prueba el ser el grupo de mayor mortalidad mundial.
Gracias a la vacunación, podemos volver a reiniciar la vida, con menos riesgos, pero con autocuidados. Ahora, que la vacuna infantil ha sido aprobada, no debe quedar un solo niño sin vacunarse contra la covid-19 y las otras enfermedades infecciosas, en este caso, la responsabilidad es de los padres. Negarse, es quitarle la posibilidad de la defensa de los niños, de su retorno presencial a clases, del futuro de quienes los rodean, y finalmente perder una de las principales herramientas actuales, la vacunación.
¡A vacunar a los niños, es la mejor forma de demostrarles, cuánto los queremos!
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