
Adolfo Pacheco y su compadre Ramón
Los homenajes serán siempre pocos, para un hombre que nos mostró siempre los verdaderos valores, el reconocimiento de sus ancestros triétnicos, el cariño de su pueblo y el amor a sus semejantes, enlazados con ese norme legado musical.
En los años 80 mientras trabajaba en el desaparecido ISS, Centro de los Andes, como primer Infectólogo del mismo, se presentó un señor con la típica pinta del campesino de la Sabana, sombrero vueltiao, camisa y pantalón blanco y sus abarcas tres puntá. Era Adolfo Pacheco, quien entristecido y preocupado venía a visitar a su amigo Ramón Vargas, su amigo del alma junto con Andres Landero lo acompañaron con su acordeón, las guitarras, las gaitas y los tambores en múltiples ocasiones a llevar esa música vernácula, llena de folclor y remembranzas, a todos los pueblos adonde cada vez más eran invitados especiales, a llenarnos unos espacios del alma que sin ellos hubieran quedado vacíos, a lo más profundo de quienes desde pequeño admiramos y practicamos, esa música que nos identifica y nos hace vivir la realidad de nuestro país, entre alegrías y llantos. Ramón estaba muy mal, pero al ver a su compadre sacó sus últimas fuerzas para abrazarlo, con su nombre inició Adolfo Pacheco, este juglar incomparable que ahora llevará su hamaca al cielo, como se la llevó a Valledupar, mostrando la gran hermandad de los pueblos de la sabana, con una música y una letra inigualable, queriendo decir que seremos capaces algún dia de dormir en la misma hamaca, confirmando que de verdad somos hermanos.
Compadre Ramón/Compadre Ramón/Le hago la visita/Pa'que me acepte la invitación/Quiero con afecto/Llevar al Valle cofres de plata/Una bella serenata/Con música de acordeón.
Con La Hamaca Grande, El viejo Miguel, El mochuelo, Me rindo majestad, Gallo Bueno, El Cordobés, Mercedes, Mi Machete, El Pintor y muchas más, el juglar sanjacintero se convirtió, sin buscarlo, en el gran maestro de la historia de la música costeña, a través de sus composiciones, profundamente inspiradas en lo que pasaba a su alrededor.
Pero además de músico, y sus más de cien canciones, Pacheco fue docente de primaria, bachiller en el colegio Fernández Baena. También estudió ingeniería civil en la universidad Javeriana de Bogotá, y posteriormente Derecho, carreras que tuvo que dejar porque la plata no le alcanzaba, regresando así a su San Jacinto querido, donde se dedicó a la docencia. Allí fue Concejal, Diputado de las Asambleas de Bolívar y del Atlántico, y Director de Tránsito Departamental de Bolívar. La música lo ayudó a salir de la pobreza, cuando la economía de Miguel Pacheco su padre, no alcanzaba para sostener 17 hijos.
El 8 de agosto del año 2022 su pueblo natal le celebró su cumpleaños número 82, los homenajes serán siempre pocos, para un hombre que nos mostró siempre los verdaderos valores, el reconocimiento de sus ancestros triétnicos, el cariño de su pueblo y el amor a sus semejantes, enlazados con ese norme legado musical. Su natal San Jacinto y los siempre verdes y acogedores Montes de María, y toda Colombia, llora la partida del mochuelo.
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