El ciclón bananero, que desde hace muchos años arrasó con grandes plantaciones de banano en la conocida zona bananera de Ciénaga y otros municipios, ha llegado de nuevo como equipo de fútbol de la máxima categoría del fútbol colombiano, desde donde salió hace 12 años, dejando triste una de las aficiones más antiguas y fieles, compuesta de los estratos más bajos, hasta los más altos, de las comunidades samarias y magdalenenses. Lo acompañé en mis primeros años en algunos partidos con mi padre. Era impresionante el calor que transmitía el Ciclón, que llenaba el estadio, a pesar de las dificultades económicas, de transporte, el hincha llegaba como fuera, y trabajaban la semana para pagar una entrada, conseguir una camiseta o vestimenta, relacionada con el equipo de sus amores.

Fue el primer equipo de la Región Caribe en ser campeón del fútbol colombiano, en el año 1968, además de ser primero de la Región Caribe, en ir a un torneo internacional, representando al país en la Copa Libertadores. Su hermano rival, es el Junior de Barranquilla, con quien protagoniza el reconocido clásico costeño, igualmente con el de Jaguares y Real Cartagena.

Ese mismo que inauguró los primeros años del fútbol colombiano, ahora está colocado en el ojo del huracán, porque, durante el partido que le sirvió para lograr su ascenso a la primera división del fútbol colombiano, al superar a Fortaleza por un punto, con todos los resultados a su favor, superó a los demás, consiguió regresar a la Liga BetPlay y disputará la gran final del torneo ante Cortuluá, el otro equipo que consiguió pasar a la categoría A.

Los insultos y comentarios de aquellos famosos sabios, que por alguna razón viven del fútbol o se relacionan con él, no se han hecho esperar en contra de los equipos, directivos y jugadores, involucrándose, además, los apostadores y sus empresas. Se tilda de bochornoso escándalo, el acontecido durante el juego entre Unión Magdalena y Llaneros por el ascenso del fútbol colombiano. Críticas en otros países del mundo, se hicieron conocer a través de periodistas reconocidos, con sufrimiento ajeno por lo ocurrido en suelo nacional.

En medio de un mundo que todavía no ha salido de una pandemia, que ha mantenido una gran parte de los trabajadores de la salud, sometidos al riesgo más alto de contagios, de enfermarse o de morirse, con más de 5 millones de contagios y ciento treinta mil muertes, en un año, en Colombia. Se hace un juicio, en el que interviene el mas alto gobierno, como si no hubiera hechos más importantes que atender, de una circunstancia que no ha sido revisada, y se envía un mensaje de pulcritud, en medio de un país, con uno de los niveles más altos de corrupción, de los cuales el fútbol no ha estado exento.

Alegría para el pueblo samario, magdalenense y costeño, decepción por la mala actuación cachaca, que perdió el partido y ahora trata de echarle las culpas a otro. Si hay delito que se investigue, y se castigue, pero que no se trate de colocar el dedo en una llaga que le arde a quienes no saben perder, a sabiendas de que el fútbol es un juego, en el que se pierde y se gana. Que no se trate de denigrar de un equipo como el Unión Magdalena, que tiene lo mejor, una afición respetable que debe seguir cada vez más, dando ejemplo al tener de nuevo su equipo en competencia. Tamboras, sirenas y gritos pondrán a soplar de nuevo al ciclón.