En EEUU se ha popularizado una así llamada Iglesia del Templo de Satán que en unos pocos años ha conseguido sumar varios miles de fieles. Defienden que, del mismo modo que hay iglesias cristianas, ellos pueden organizar su iglesia satánica. Las autoridades lo han aceptado y hoy es un culto legal que permite obtener deducciones fiscales a todos aquellos que lo apoyen con donaciones. Su sede está en Salem (donde se ahorcó a las brujas) y entre sus actividades se encuentra haber erigido un monumento al demonio Baphomet (por el que quemaron a los Templarios) frente al Capitolio de Oklahoma como respuesta a la previa erección de una escultura dedicada a los Diez Mandamientos.

Sus miembros dicen que el ateísmo es muy aburrido y que, por ello y ante su negativa a seguir ninguna religión tradicional, el Satanismo les parece una opción válida. Desde su punto de vista, Satán es un personaje tolerante (le ofreció agua al Señor en el desierto) y, en esa línea y como aparece en sus principios fundacionales, ellos defienden la razón, la justicia, la libertad de expresión, el escepticismo y la ciencia. Rechazan la autoridad tiránica y promueven tareas extraescolares satánicas entre sus miembros más jóvenes. En su web venden tazas de café satánicas.

Valgan estas líneas como crítica a la actitud de estos señores. ¿Cómo se puede aprobar que semejante panda de locos hagan apología del Satanismo? Está muy bien defender la libertad de expresión y los principios que afirman defender, pero no a costa de jugar con lo que no se debe. Imaginemos un mundo donde cualquier chiflado pudiera abrir su propia iglesia personal y, desde el poder y la influencia que la misma le diera, tomar partido en nuestra común vida pública y política. ¿Imaginan tal cosa en Colombia? ¿Son capaces de concebir una sociedad democrática donde personas que no tuvieran detrás de ellos otra razón más allá de sus invenciones nos dijeran a los demás cómo debemos vivir nuestras vidas? No creo que nadie sensato soportara semejante desatino. La Iglesia del Templo de Satán busca ser una burla que muestre el absurdo de las religiones organizadas. ¿Pero no es más absurdo equiparar las ocurrencias de unos iluminados con la Verdad Revelada?

La religión no puede ser un juguete en manos de irresponsables únicamente interesados en su beneficio personal. Los tristes seres humanos necesitan en qué creer. Necesitan esperanza y fe. En un mundo mejor. En una vida posterior a la muerte. ¿Cómo no sentirse ofendidos por quienes instrumentalizan para sus fines particulares los sentimientos, deseos y miedos de los demás? Si Nuestro Señor volviera entre nosotros y viera tanto desafuero, ¿cómo creen que reaccionaria? ¿Toleraría tanta así llamada iglesia? ¿Le tolerarían ellas a él? Respeten. Hay cosas con las que no se puede bromear. Cosas serias. Y empieza a ser hora de exigir seriedad. Al fin y al cabo, somos un Estado social de Derecho. Un país civilizado. ¿O no lo somos?

@alfnardiz