Pocas obras de infraestructura representan con tanta claridad la unión entre visión regional, perseverancia institucional y compromiso colectivo como la Conexión Ciénaga–Barranquilla. Este proyecto, largamente anhelado por el Caribe colombiano, encarna el resultado de años de gestión, articulación gremial y voluntad política orientadas a transformar uno de los corredores más estratégicos del país en un verdadero eje de integración territorial.
Este corredor ha sido resultado de un proceso sostenido de gestión regional, articulación institucional y definición de modelos de financiación. En sus etapas iniciales, el proyecto enfrentó limitaciones relacionadas con el cierre financiero de la APP, debido a que la construcción de los viaductos debía gestionarse como obra pública, lo que impedía consolidar un esquema integral de ejecución.
Desde ese momento comenzó un trabajo conjunto entre muchos actores: el Comité Intergremial del Atlántico, los gremios del Magdalena, la bancada Caribe y, por supuesto, la CCI Norte, que asumió el compromiso de acompañar y articular los esfuerzos necesarios para que esta visión se convirtiera en realidad. También fue fundamental el respaldo de la CCI Nacional, bajo el liderazgo del Dr. Juan Martín Caicedo Ferrer, quien impulsó, desde el nivel gremial y nacional, la inclusión del proyecto del viaducto Ciénaga–Barranquilla dentro de la estrategia Compromiso por Colombia.
Este proceso no ha estado exento de retos. Durante los años 2019 y 2021, el corredor enfrentó una situación crítica debido a los efectos de la erosión costera en varios puntos del trazado. Esta situación puso en evidencia la vulnerabilidad de la infraestructura existente y la necesidad de avanzar en soluciones estructurales y de largo plazo. Gracias a la gestión articulada del Gobierno nacional, el Ministerio de Transporte, INVIAS, Gobernación del Magdalena, entidades territoriales, el sector privado y los aliados gremiales, hoy estamos viendo cómo se materializan soluciones reales y sostenibles.
A ese panorama se sumaba un reto adicional: la obtención de la licencia ambiental para los viaductos, un requisito indispensable para iniciar su construcción y asegurar la viabilidad integral del corredor. Durante meses, este trámite representó una etapa decisiva del proyecto, pues sin él no era posible avanzar con la etapa constructiva. Su aprobación, otorgada el pasado 21 de agosto por la ANLA, marca un hito trascendental en esta historia, al permitir que la Conexión Ciénaga–Barranquilla avance hacia una ejecución plena, más conectada, competitiva y resiliente frente a los desafíos del cambio climático.
Es necesario resaltar el liderazgo de quienes han hecho posible este avance: el INVIAS, que ha asumido el reto de los viaductos y la variante; la Gobernación del Magdalena, que ha acompañado y facilitado la articulación institucional requerida para el desarrollo del corredor; el concesionario de la IP Ruta Magdalena Sierra Mar, que impulsa la segunda calzada bajo el esquema APP; y todos los equipos técnicos y ambientales que han hecho de este corredor un referente nacional de ingeniería sostenible.
La Conexión Ciénaga–Barranquilla es hoy la demostración de que los grandes proyectos se construyen con visión, cooperación y determinación. Su avance no solo evidencia la capacidad del Caribe colombiano para gestionar obras de alto impacto, sino también la fuerza de una región que entiende que la integración territorial es la base del desarrollo.
*Director ejecutivo de CCI Norte








