Llegó el momento de decidir. Los colombianos tenemos este próximo domingo una cita ineludible con el futuro inmediato del país, el que legaremos a las nuevas generaciones.
Hoy, como nunca, es importante depositar nuestro voto por quien creamos que reúne las condiciones para estar al frente de un territorio tan convulso, con profundas diferencias socioeconómicas e innumerables dificultades, pero con un deseo unánime de reconstruir y desarrollar nuestra sociedad.
Ese presidente ideal que necesita Colombia deberá asumir, por lo menos, los siguientes retos: reducir el déficit habitacional en un 40%, lo que se traduciría en la construcción de las soluciones habitacionales que necesita el país. Buscar el autoabastecimiento energético para los próximos años aprovechando nuestros recursos minero-energéticos para mejorar la calidad de vida y la competitividad.
También deberá trabajar en una política pública que le haga frente a la pobreza y la desigualdad, ubicando a la gente que vive en estas condiciones a la cabeza de las prioridades de las inversiones. De la mano de esto, la generación de empleo y empresa en las zonas más afectadas por el conflicto armado.
Ese ideal de presidente también deberá racionalizar el gasto público y crear herramientas para su ejecución transparente, privilegiando la inversión. Además, eliminar la tan famosa y cuestionada ‘mermelada’, a través de presupuestos transparentes y sin partidas globales por regionalizar.
Igualmente, promover la dinamización de la economía mediante el fortalecimiento del sector agrícola, la reindustrialización de sectores estratégicos y el aumento de la inversión en ciencia y tecnología. Así mismo, el desarrollo de un sistema de educación superior público gratuito que articule una red de universidades regionales articuladas con los colegios de educación media y el Sena.
Y siguiendo con esta temática, buscar un Pacto Nacional por la Educación que convoque a todos los actores del sector para que la educación se constituya en un proyecto de país. De la misma forma, enfrentar las amenazas en seguridad con una política integral que contemple atacar las finanzas de las organizaciones ilegales, aumentar el pie de fuerza policial y militar donde se requiera.
Ese candidato ideal no existe. Solo es un ejercicio mental que he realizado escogiendo, lo que para mi concepto son las mejores propuestas de los aspirantes presidenciales: Germán Vargas, Humberto De la Calle, Iván Duque, Gustavo Petro y Sergio Fajardo. Solo uno de ellos llegará al Palacio de Nariño y asumirá los destinos de nuestro futuro en los próximos cuatro años.
Se hace necesario que quien gane deponga los ánimos exacerbados en la campaña electoral y asuma de manera responsable las tareas aquí relacionadas y propuestas por los candidatos. De la misma manera, todos los colombianos debemos deponer la polarización que hoy vivimos y unirnos alrededor de los altos intereses del país.