No entiendo cómo pudieron elegir a Donald Trump a la presidencia, si en los Estados Unidos es donde se mantienen prendidas las mayores alarmas sobre el Cambio Climático, desde los laboratorios y centros de investigación más poderosos y es donde hay un mayor número de científicos dedicados de tiempo completo al seguimiento de los fenómenos que se producen en nuestra atmósfera relacionados con la calidad y la clase de clima que se presenta. Poseen simuladores donde hacen modelaciones en 3D (renders) de cómo será cada estación y, aún más, de cómo será la lluvia, la nieve, la niebla, el brillo del sol, etc., cayendo sobre su territorio y, desde luego, siguiendo las corrientes de aire, las tempestades, los ciclones, los vientos y las nubes fórmense donde se formasen.

El término Cambio Climático nos los puso al frente Al Gore hace más de una década, a través de ese documental impresionante que se llama Una verdad incuestionable. Gore acababa de perder la presidencia por una jugarreta clientelista en la Florida, siendo gobernador un hermano de quien fue ‘dicho’ presidente y así tuvimos la segunda etapa de la saga Bush en el país del norte que, dicho sea de paso, pertenecían más al lado de Trump por aquello de tener grandes imbricaciones con la industria petrolera, una de las más señaladas como responsables del efecto invernadero que los humanos hemos producido con la quema desmesurada de combustibles fósiles.

De esa época para acá, el Cambio Climático ha merecido reuniones presidenciales mundiales y se han firmado protocolos de reducción de la contaminación por combustión y estímulo al uso de energías limpias: venimos de una en Kioto, Japón, muy famosa porque nunca la firmaron los mayores contaminadores (Estados Unidos, China, la India y Rusia) y llegamos a París en el 2016, donde el presidente Obama rubricó el acuerdo y lo mismo hicieron los mandatarios de esos otros países. Se pusieron plazo para 2025 con unas cotas que ya hoy sabemos serán imposibles de cumplir, pero de ahí a elegir presidente a un millonario que niega la existencia del caos climático y de ñapa retiró al país de los acuerdos logrados hace apenas 16 meses, es algo que no logro entender, si sabemos que viven en un territorio cuya costa Este está llamada a desaparecer bajo el agua, con su capital política y su capital financiera incluidas. ¿Se puede ser más tonto, más prepotente o más absurdo como ciudadano? Difícil.

Lo grave es que nosotros estamos en el mismo continente y lo que allí suceda imperativamente se extenderá hasta la Patagonia, y ahora una ‘trivia’ para cerrar este lamento: ¿en qué costa están el mar Caribe y Barranquilla? Mi sugerencia es comenzar a buscar tierra alta como la tanga, mínimo Usiacurí, Tubará o Piojó. Vean las modelaciones en la web y comprobarán que el futuro ya está aquí o, ¿qué me dicen del aguacero del cuatro de enero cuando esperábamos cielo azul sin una nube? Eso se llama Cambio Climático.

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