Pregunta: ¿Qué es un ‘vacilón’? Rafael Vergara D., Barranquilla.
Respuesta: ‘Vacilar’ viene del latín ‘vacillāre’, y este de ‘baculum’ (bastón) o de ‘bacillum’ (bastoncito –de ahí ‘bacilo’, que es una bacteria con forma de bastoncito–). ‘Vacillāre’ significa titubear, ser indeciso, pero también oscilar de un lado a otro, con ritmo acompasado, como lo hace un cojo cuando camina ayudado por su bastón. Cuando el habla popular de Cuba asoció ese vaivén acompasado de un cojo con el vaivén al caminar de quien está borracho y mezcló esa asociación con el hecho de estar alegre, burlarse o hacer bromas surgió ‘vacilón’. En 1955, el término se popularizó con el chachachá de Rosendo Ruiz Jr. Que rico vacilón, y pasó a significar diversión, rumba, parranda…, pero conservó su sentido de broma o mamadera de gallo.
P.: ¿Por qué se dice que a los artistas les falta un tornillo? Dalí, Bogotá
R.: Si a una máquina compleja le faltara un tornillo, con seguridad no funcionaría plenamente; y cuando de una persona se dice que le falta un tornillo se entiende que está mal de la cabeza o que se trata de alguien excéntrico o errático. La expresión debió haber aparecido en Europa cuando entraron en acción las primeras máquinas, en la llamada Revolución Industrial, en la segunda mitad del siglo XVIII. Hay una frase muy mentada que dice que si a los artistas no les faltara un tornillo el mundo sería muy aburrido, pues no habría arte. Por lo general, las obras de escritores, músicos, pintores y otros hacedores artísticos, con su intención estética, sus contenidos sugestivos, sus formas originales y su visión del mundo, transmiten al resto de la humanidad ideas, sentimientos, cavilaciones sobre la vida y, en consecuencia, bienestar y solaz, algo que poco ocurriría si no les faltara ese tornillo.
P.: ¿Qué es ‘dorar la píldora’ y qué ‘darse humos’? ECPS, n. d.
Hoy las píldoras medicinales vienen revestidas de sustancias llamadas “excipientes”, que las hacen agradables al tragarlas. Antiguamente, esas píldoras eran amargas, por lo que resultaban repulsivas. Para mitigar su mal sabor, los boticarios las cubrían con azúcar y las doraban con calor. Entonces, ‘dorar la píldora’ significa expresar o hacer algo de manera suave y dulcificada para no herir a alguien. Así, un jefe podría decir: “Tendré que dorarle la píldora cuando le comunique que no lo vamos a ascender”. En cuanto a ‘darse humos’, en los atrios de las casas aristocráticas de la antigua Roma se ubicaban bustos en piedra que representaban a los antepasados. En el transcurso del tiempo, esos bustos se iban ennegreciendo por la ceniza y el humo que despedían las numerosas antorchas que por las noches iluminaban tales atrios. Un busto más oscuro indicaba que la estirpe familiar tenía más tradición, era más antigua. Hoy la expresión designa a personas que quieren atribuirse alta cuna o que son engreídas o pedantes.
edavila437@gmail.com