Pregunta: Una noche, un amigo costeño me dijo que no quería salir porque estaba ‘bartolo’. ¿Qué es eso? Gina D., Bogotá

Respuesta: En la Costa, una de las acepciones de ‘estar bartolo’ es ‘estar trabado’, es decir, haber fumado marihuana. En otros ámbitos hispánicos, “bartolo” es un personaje perezoso, despreocupado y tranquilo. Y “bartola” es voz arcaica e informal para referirse a la barriga. La locución ‘tirado a la bartola’ significa estar en un lugar mullido tirado barriga arriba en actitud de descanso, de pereza o de abandono de una obligación o de un esfuerzo. Es probable que el ‘estar bartolo’ que pronunció su amigo insinúe que él ‘estaba trabado’ y que quería permanecer en su casa ‘tirado a la bartola’. En Colombia, también existe ‘bartolero’, que alude al jugador de fútbol que despeja el balón ‘a la bartola’, es decir, a la loca.

P.: He vuelto a oír del Ku-Klux-Klan. ¿De dónde viene el nombre? A. H., n. d.

Viene del griego ‘kýklos’ o ‘kúklos’, que significa ‘círculo’, y del gaélico–escocés ‘clann’, que quiere decir ‘hermandad’ y se refiere a un grupo muy unido por los mismos ideales. Es decir, Ku–Klux–Klan es ‘el Clan del Círculo’, y así se llama porque sus miembros, de noche, encapuchados y portando antorchas, se ubican formando un círculo en torno a una cruz en llamas (se declaran cristianos, y la cruz ardiente simboliza que Cristo es la luz del mundo). Su origen se remonta a 1865 cuando, concluida la Guerra Civil en Estados Unidos, organizaciones de extrema derecha crearon una pandilla que promovía el antisemitismo, la supremacía de la raza blanca, la xenofobia y el combate al catolicismo y a las ideas socialistas, para lo cual recurría a actos de violencia. Buscando que el nombre del grupo fuera más rítmico, separaron las dos sílabas de ‘kuklos’, cambiaron la ‘o’ y la ‘s’ finales por una ‘u’ y una ‘x’, más sonoras en inglés, y la palabra ‘clan’ la escribieron con ‘k’.

P.: ¿Cuándo nació el castellano? Íngrid Lux, Panamá

Un idioma no nace en un momento determinado, pues el habla popular lo va forjando en el transcurso del tiempo. Incluso, se ha dicho que el castellano es el mismo latín “a lo largo de una evolución lentísima y constante”. Pero sí existen fechas que nos muestran la aparición de los primeros rastros de los idiomas. En el caso del castellano, el primer testimonio conservado son las llamadas Glosas emilianenses, escritas a mano a finales del siglo X o a principios del XI en los márgenes o entre los renglones de un códice en latín culto, el Aemilianensis 60, que se conserva en el monasterio de San Millán de la Cogolla, “la cuna del castellano”, en La Rioja, España. Las glosas, “algo que no es latín y parece castellano”, las anotó algún monje copista en la lengua hablada en la zona para aclarar algunos pasajes del códice, que la gente del pueblo no entendía, pues el latín culto se le dificultaba.

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