Steven Johnson tiene una frase famosa que dice: “Si piensas como siempre has pensado, actuarás como siempre has actuado y obtendrás lo que siempre has obtenido”. Esta máxima aplica perfectamente para el diseño e implementación de políticas públicas orientadas a fortalecer el tejido empresarial de un país.
La mayoría de políticas de fortalecimiento de pymes presuponen que el tamaño es un factor determinante del éxito de la empresa. Partiendo de este supuesto, la política pública colombiana, se ha enfocado en brindar herramientas orientadas a hacer crecer las pymes, intentando que estas pasen de empresas pequeñas a medianas y de medianas a grandes. Sin embargo, las nuevas teorías de estrategia empresarial se alejan cada vez más de ese paradigma, premiando más la estrategia que el tamaño, es decir, es mejor ser inteligente que fuerte.
Las estrategias actuales de fortalecimiento de las pymes se han centrado en brindar herramientas financieras como créditos y subsidios, buscando que las empresas puedan ampliar y modernizar su capacidad productiva vía la compra de maquinaria y equipos, lo que en teoría les permitiría aumentar su productividad y finalmente, incrementar su capacidad para competir en los diferentes mercados.
Hasta aquí la política parece adecuada, sin embargo, la mayoría de las empresas medianas y pequeñas presentan más problemas de gestión que de producción, entonces, se está utilizando el remedio puntual para la enfermedad que es mucho más compleja.
Los nuevos retos que enfrentan las pymes están más relacionados con la velocidad con la que cambia la demanda que con su capacidad productiva. En este sentido, es más importante fortalecer las estrategias de inteligencia competitiva que las de acceso a maquinaria y equipos.
Desde el sector público es posible generar estructuras que minimicen el costo de acceso a la información, reduciendo de este modo las asimetrías entre empresas líderes y empresas seguidoras, lo que permite mejorar la logística de producción y minimizar los costos asociados a estas actividades, por medio de una optimización en la gestión de los recursos.
Una política orientada a fortalecer la competitividad de las pymes debe combinar eficientemente los incentivos para mejorar la capacidad productiva, con las estrategias que minimicen los costos de gestión, armonizando la reducción en las restricciones financieras con las mejoras en la capacidad de gestión administrativa.
Finalmente, no podría cerrar esta nota sin decir que a las pymes no solo las matan los altos impuestos, sino también la excesiva burocracia.
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