El partidazo que Junior jugó en Medellín se convierte de momento en el golpe de autoridad que estaba debiendo el equipo de Alexis Mendoza. Romper la larga racha negativa de no poder ganar de visitante, y más de 10 años sin ganarle al rojo de la montaña, no es más importante que haber derrotado al líder del campeonato en su propio feudo, y de la forma que lo hizo, con suficiencia y casi que sin errores.

Con la venia de los estadígrafos, los números del pasado son historia, sirven sólo para referencias, pero en ellos no tiene ninguna responsabilidad el entrenador actual, quien apenas ha conducido a los rojiblancos escasos tres meses. Pero era urgente necesidad para este Junior del barranquillero Alexis Mendoza lograr una victoria convincente, con credenciales, esa misma que obtuvo en una plaza difícil y ante un gran rival.

El previo del partido en el Atanasio Girardot para los tiburones, debió estar lleno de alta tensión, partido con más de 40 mil paisas, las bondades del 'medallo', la necesidad imperiosa de no perder, pues perderlo era quedar mal parado en la tabla de posiciones, más allá de que se vengan dos partidos en Barranquilla. Pero fue capaz y en 90 minutos exhibió el fútbol que no se le conocía a esta versión del Junior 2015.

Si bien es cierto que en el segundo tiempo del cotejo frente al Nacional había lucido bastante bien, en este funcionó de principio a fin; orden en el sistema 1-4-4-1-1, tácticamente aplicado para relevos defensivos y doblajes en marca, velocidad para pasar al ataque, respuestas individuales notables y jerarquía para sobreponerse a un golpe brutal que represento del gol del Medellín finalizando la primera etapa.

Esta vez Macnelly no tuvo lagunas y su genialidad estuvo los 90 minutos, Roberto Ovelar, Jorge Aguirre, Vladimir Hernández y Sebastián Viera, estaban volando, los demás Iván Vélez, William Tesillo, Nery Bareiro, Juan Guillermo Domínguez, Luis Narváez y Guillermo Celis disputaron cada pelota con el cuchillo entre los dientes, pero cuando pudieron hicieron su aporte con el balón para que finalmente Junior obtuviera lo que cualquier entrenador y grupo de jugadores siempre sueñan, ¡ganar con autoridad!