A diferencia de la película de Sarah Polley, Lejos de Ella (2006), donde el problema del Alzheimer se trata en los estados avanzados de la enfermedad, cuando la persona se encuentra totalmente inconsciente de su condición, y podría afirmarse que el sufrimiento es más para los familiares que para el enfermo, en Siempre Alice se representa un cuadro mucho mas patético y desgarrador, como es el del estado incipiente de la enfermedad. Empezar a reconocer sus alarmantes síntomas, y registrar que las esperanzas de mejoría son nulas, que no hay vuelta atrás, que lo que viene no puede ser sino peor, resulta aterrador.

Alice es una eminente profesora de lingüística en la prestigiosa universidad de Columbia en New york; es madre de tres hijas y está casada con un profesional distinguido. Acaba de festejar sus 50 años en el contexto del privilegiado ambiente familiar y académico que la rodea. Mientras se encuentra dictando una de sus conferencias, descubre que su mente se pone en blanco y no parece encontrar las palabras. Además, durante sus salidas a trotar, el sentido de la orientación comienza a hacerle jugadas. Tales hechos la llevan a someterse a exámenes médicos cuyos resultados no son nada alentadores. El castillo empieza a desvanecerse frente a sus propios ojos y la sensación de impotencia ante un diagnóstico confirmado de Alzheimer Precoz resulta aterradora.

Basada en el libro de la escritora Lisa Genova y dirigida por Richard Glatzer y Wash Westmoreland, Siempre Alice nos sumerge en un mundo que nadie quiere conocer ni confrontar. Pero a pesar de lo trágica que resulta la situación, la película no cae en sentimentalismos ni melodrama, y las excelentes actuaciones y el tono que utiliza, permiten al espectador disfrutar de esta difícil temática.

Julianne Moore hace un memorable papel como Alice, por el cual obtuvo el Óscar para Mejor Actriz en Rol Principal. Con sus extraordinarios cambios de expresión y su pasmosa mirada nos va develando los cambios que van apareciendo en su vida, y el inminente deterioro de la que un día fue una brillante personalidad.

La sorprendente Kristen Stewart, ya reconocida en Cannes por su admirable actuación en Clouds of Sils Maria junto a Julliete Binoche, hace el papel de la hija menor de Alice, Lydia, otra de las interpretaciones más sobresalientes.

Kate Bosworth y Hunter Parrish son las otras hijas, y Alec Baldwin es John, el esposo de Alice, un investigador en física que lucha para darle el mejor apoyo posible dentro de las nuevas circunstancias.

Aunque las relaciones interfamiliares no son desarrolladas extensamente, se alcanza a percibir algo de las contradicciones que con frecuencia se producen entre padres e hijos cuando éstos toman camino propio, independientemente de las expectativas de los padres, como sucede con Lydia, la única que toma rumbo propio y casualmente la única que parece lograr, tiempo después, conectarse con ese nuevo y enigmático mundo que habita su madre.