Basada en un caso real ocurrido entre fin de la década de los 80 y principios de los 90, Foxcatcher relata la traumática relación que se crea entre el multimillonario John du Pont con los hermanos Mark y Dave Schultz, campeones olímpicos en la categoría de lucha grecorromana, interpretados majestuosamente por Channing Tatum y Mark Ruffalo.
En el papel de John Du Pont aparece un enigmático Steve Carell, con una interpretación poco usual que demuestra lo versátil que puede resultar como actor. Su protuberante perfil se va imponiendo lentamente a lo largo de la cinta, hasta conformar ese personaje cruel y perverso, que primero produce lástima y compasión, para después provocar una rabia visceral, que se hace más intensa y caótica para aquellos que desconocen la historia, cuyo desenvolvimiento es tan absurdo e irracional, que si no fuera basado en hechos reales juzgaríamos inverosímil.
El sueño de John, compensando su propia frustración como deportista, es conformar un equipo de lucha que pueda triunfar en el Campeonato Mundial y posteriormente en las Olimpiadas. Para ello ha creado un lugar de entrenamiento con todas las facilidades necesarias en los confines de su majestuosa residencia, donde además piensa alojar a los deportistas. Los hermanos Shultz son la promesa del momento, y en primera instancia John hace la oferta a Mark, el primero en ceder. Mark le hace ver a John que su hermano Dave, del cual depende emocionalmente, no se dejaría comprar tan fácilmente. Está establecido con su esposa y sus hijos, y le resulta más complicado el cambio. Sin embargo John no se da por vencido y sube la oferta hasta que logra persuadirlo de mudarse a su residencia con toda su familia.
De ahí en adelante se empiezan a complicar las relaciones entre los personajes, y se devela el grado real de psicopatía que aqueja a este heredero de la fortuna Du Pont, cuyos delirios de grandeza obedecen principalmente a una patológica relación con su insatisfecha madre. Interpretada por Vanessa Redgrave, la madre es una mujer dominante, atada a sus convicciones de clase, tratando de solventar con dinero todo aquello que no se compra ni se vende. Mark, por su parte, tiene otro tipo de debilidad personal, que contrasta con el volumen de su musculatura y el tamaño de su cuerpo. Cuenta también con un pasado familiar disfuncional que lo ha convertido en una especie de niño grande.
Son muchos los conflictos psicológicos que se manejan en esta película, y Bennett Miller, quien obtuvo el premio a Mejor Dirección en el Festival de Cannes en 2014 y que cuenta con varias nominaciones a los premios de la Academia, se ha ocupado en develarlos lentamente, con precisión y maestría.
Foxcatcher no es cine de entretenimiento, es cine de análisis, que deja mucho que pensar. La historia de la humanidad está plagada de eventos traumáticos producto de relaciones insatisfechas entre padres e hijos y entre hermanos entre sí, y son estos conflictos mal manejados los que conllevan a desenlaces catastróficos como el que representa esta perturbadora historia.