Recordando el sabio adagio “La esperanza es lo último que se pierde”, debo manifestar, con la autoridad moral que invoco por haber luchado durante más de 50 años –vale decir, desde mis pininos–, mi deseo de defender mi región y mi ciudad, especialmente en lo que al desarrollo socioeconómico ha merecido por su privilegiada posición geográfica a nivel continental, pero que le ha sido negado sistemáticamente por el uso y el abuso del poder político andino, centralizado en la región groseramente autodenominada como el Triángulo de oro de Colombia, (Bogotá, Medellín y Cali) mediante el concepto de la ‘economía Mediterránea’ o sea de producción y consumo a nivel nacional. Esto, en detrimento del resto de las regiones, especialmente de la Región Caribe, pero que hoy –a raíz de la política denominada internacionalmente como de apertura económica, vale decir, de producción básica para exportar–, ha encontrado su oportunidad histórica para reivindicar, especialmente en el caso de Barranquilla, la otrora actividad industrial que durante tanto tiempo le caracterizó como es la colocación de sus productos a nivel internacional sin el recargo en costo de producción, lo que los compatriotas del interior se verían obligados a asumir con el recibo en los puertos de la materia prima para su traslado a su sede manufacturera, su procesamiento y posterior reenvío al exterior, previo el transporte del producto nuevamente a los puertos de embarque del país.
Con tan largo preámbulo, simplemente pretendo significar el sentido y alcance de esta importante noticia de que después de más de 4 años de absoluto y por ende irresponsable abandono por parte de Aerocivil, al fin se decidió, a través de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, a abrir la licitación para la concesión de nuestro aeropuerto, y a adjudicarlo al consorcio Aeropuertos Colombia SPV, para ser operado, según informa la prensa, por la internacional Has Development Corporation. Esta es una entidad norteamericana con experiencia de más de 75 años en esta importante actividad, antecedentes que lo obligan a uno a concluir que al fin se va a reivindicar la importancia de nuestro aeropuerto a nivel internacional, para desarrollar toda clase de operaciones con las más modernas naves a cualquier distancia intercontinental sin restricción alguna desde el punto de vista geográfico, topográfico, meteorológico, pluviométrico, etc, y con plena capacidad de pasajeros, carga y/o combustible, privilegios de los cuales no propiamente disponen ninguna de las ciudades del país que, actualmente, a nivel andino ocupa nuestra flamante empresa Avianca para originar este tipo de operaciones, sino es mediante costosas escalas en dicha región, subestimando las ventajas que por premio de la naturaleza ofrece nuestra región. Se trata de una razón más que suficiente para que al vincularse nuevamente a nuestro aeropuerto empresas internacionales, no se repita, por parte de Avianca, la desleal política de volver operar las rutas y frecuencias que dichas empresas pretendan utilizar, para que, sustrayéndole pasajeros, la operación no les resulte lo suficientemente rentable, hasta obligarlas a abandonar las operaciones en nuestro aeropuerto, como sucedió en el pasado, u ofreciendo, como hoy está sucediendo, al potencial de pasajeros de Barranquilla hacia Miami, tarifas más baratas desde Cartagena.
Como todo lo que contribuya al desarrollo económico y social de nuestra urbe, sean bienvenidos quienes hoy le apuestan a tan noble causa.