Pi-pi-pi-pi-pi-pi… También he lamentado la partida del Chavo. Roberto Gómez Bolaños (hincha confeso del América de México) era un crack como escritor, actor y comediante, una especie de Messi del humor que nos ponía a gambetear bostezos. Sus programas, atractivos y exitosos a cualquier hora, inmortalizaron el nombre de este ídolo de multitudes.

Pi-pi-pi-pi-pi-pi... Mientras Latinoamérica llora la muerte de ese mexicano chaparrito, Barranquilla recibió, precisamente en tierras del Chapulín Colorado, Chaparrón Bonaparte y El Doctor Chapatín, el testimonio de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Terminaron las justas de Veracruz y comenzó la carrera con miras a las competencias que acogerá Curramba en el 2018.

Y “para qué les digo que no, si sí” (para seguir homenajeando a los personajes de Chespirito), genera un poco de preocupación la manera y puntualidad en que la ciudad organizará y alistará los Juegos.

No “todos los movimientos están fríamente calculados” (por lo menos para bien) a la hora de construir y reconstruir por estos lares.

Y no es que “no les tengan paciencia” a las obras, es que suelen ser demoradas y costosas. Ya “se les chispoteó” con la pista atlética.

Me gustaría decir “que no panda el cúnico” (que no cunda el pánico), pero los antecedentes obligan a “sospechar desde el principio”.

Los Juegos se disputan en el 2018, pero la preparación tiene que iniciar ya. Esperemos que no llegue la fecha de la inauguración y tengamos que decir: “¡Oh! ¿Y ahora quién podrá defendernos?”.

Por ahora todo se “toma por el lado amable”.