Por circunstancias de carácter político a nivel local, me había abstenido deliberadamente de expresar por cualquier medio opinión alguna de carácter cívico o político mientras subsistiera dicho impedimento, pero lamentablemente, ante el vil atropello que en este nuevo e histórico capítulo ha surgido, considero un deber moral aportar algunas luces que pudieran constituir algún soporte en la legítima defensa de los intereses de nuestra ciudad que tan histórica como vehemente se han tratado de conculcar, como paso a referirme.
A qué ciudadano de esta urbe, incluidas perteneciente a tantas generaciones, no le consta la tradicional actitud pública y cínicamente hostil nada menos que de la entidad encargada de regular, adoptar y aplicar oficialmente las políticas que en materia aeronáutica le sirvan al interés general del país, y quien lo creyera, en abierta connivencia con Avianca, nacida en esta ciudad, para que mediante el uso y el abuso de tan grave asociación, oponerse al normal desarrollo y aprovechamiento de las condiciones de privilegio que históricamente ha venido ofreciendo nuestra urbe y su aeropuerto desde el punto de vista geográfico a nivel continental, topográfico, meteorológico y pluviométrico, potencial que en forma cínica e irresponsable, por decir lo menos, dichas entidades han vendo desconociendo, en primer lugar oponiéndose históricamente con el uso y el abuso del poder político, al ingreso de empresas internacionales, desde K. L. M. hace más de 40 años, como a tantas otras que han pretendido utilizar nuestro aeropuerto, y hoy, con el cínico pretexto de que por no haberse concretado aún el nuevo adjudicatario del contrato de concesión, Avianca no disponía de la suficiente información sobre determinadas condiciones en que sería administrado el aeropuerto, para retornar los talleres de mantenimiento a esta ciudad, comedia en que su primer actor sería necesariamente el reciente exdirector, señor J. Castro, de autos conocido en nuestra ciudad por la serie de sofismas de distracción por medio de los cuales “anestesió” durante tantos años a la ciudad para así poder consumarle este nuevo e histórico daño, como un eslabón mas en la oprobiosa cadena de conductas oficiales abiertamente hostiles contra nuestra ciudad.
Considero en consecuencia, que ante este nuevo y oprobioso capítulo de nuestra historia, nuestros muy importantes dirigentes políticos que en los últimos comicios lograron mover en forma tan caudalosa “el voto de opinión” de nuestros conciudadanos, consigan del alto gobierno, hoy consolidado, el compromiso de garantizarle a nuestra ciudad el pleno ejercicio de su derecho a progresar sin el tradicional obstáculo de los poderes centrales.