Campeonato mundial de fútbol parece, tiene que parecerle a muchos de sus amantes, un evento deportivo hasta superior en ciertos ángulos del rendimiento estrictamente futbolístico, a varios de los anteriores, por no decir que todos en el aspecto que vamos a tratar de estas columnas de hoy.
Por cierto que ni nosotros mismos nos creímos capaces de hacer lo que hasta ahora hemos hecho: tenemos más de una semana de está escribiendo exclusivamente sobre este campeonato mundial de un deporte que, como el fútbol, amamos en nuestra niñez y parte de nuestra juventud.
Pero bastó que recibiéramos una cordial sugerencia desde la cúpula y de una vez pusimos manos a la obra, que ya comenzamos la segunda semana en este menester futbolero.
Y al grano de una buena vez: Este campeonato ya le ganó a muchos de los anteriores en que como productor de sorpresas las ha tenido en alta proporción y no se crea que ya se pueda decir que las sorpresas se acabaron. Se acabaron, dijimos? ¡Mamola!, como decía Gaitán, que gustaba de apelar a las frases propias de su pueblo.
Ahí tenemos a Costa Rica, que de candidata a salir de la cancha con la cara baja, vamos que ha levantado el testus y ha salido de la escena con el brazo derecho en alto. La primera sorpresa costarricense se la clavó a Uruguay, sin el menor respeto por los admirables pergaminos de un país que si acaso llega a la población de Medellín y ha sido campeón olímpico y campeón mundial en dos ocasiones.
La última de éstas cuando le “volteo la arepa” a los brasileros en 1950, en el inmenso estadio de Maracaná donde quedaron en el piso de los palcos centenares de cohetes alegrones e inofensivos, porque el que perdió por dos goles a 1 fue Brasil, no Uruguay.
Y vamos que viene este humilde Costa Rica y “le parte la siquitrilla” a tan ostentosos dueños de tantos títulos mundiales y le ganó a Uruguay para sorpresa total de los totales. Y de contera, antes de ayer hace lo mismo con nadie menos con Italia, otra potencia que ha ganado 3 o 4 campeonatos mundiales y en su mira ha tenido la de darle alcance a los propios brasileros.
Y la última de las sorpresas en las que este campeonato se ha dedicado a parir está nada más y nada menos que la eliminación tan explosiva de España, que de campeón mundial como llegó a tierras brasileras, ha tenido que irse con “el rabo entre las piernas”, pues la “querida madre patria”, como dicen los veintijulieros de Bogotá, primero cayó ante Holanda (un pescuezo de pavo que ha tenido atravesado con esos holandeses) y ya con un juego perdido y ninguno ganado, creyó que podía hacer 3 puntos comiéndose en escabeche a Chile, y estos chilenos, que corren de punta a punta con la cordillera de los Andes, no le tienen miedo a nadie y se los almorzaron sin el menor eructo. Y a darle “rever” a viaje tan largo como el que hay entre España y Brasil, a deplorar sus desdichas de campeón mundial.
Entonces, caballeros que nos leen con puntualidad que agradecemos, tenemos o no tenemos razón cuando calificamos a este mundial como el rey de las sorpresas?.
Gracias por la afirmación. De nada, siempre a la orden…