Grande Colombia, inmenso, fabuloso, jugando al mejor estilo del balompié nacional: técnico, compacto, sudando la camiseta hasta el último segundo del partido y recibiendo la positiva energía que 47 millones de compatriotas transmitíamos desde todos los rincones de la patria querida.

Pasaron 16 largos años de ayuno, para que esta nueva generación de grandes figuras nos llenara los ojos de lágrimas, agrandaran los corazones y resaltaran el amor por la patria que nos vio nacer.

Un trabajo táctico perfectamente planificado por el técnico José Pékerman y mejor ejecutado por este selecto grupo de talentosos jugadores que plasmaron sobre la cancha del Mineirao toda la gama de su fútbol exquisito, imposible de contener por el espíritu combativo de los griegos.

Muy difícil destacar una actuación individual cuando se muestra un juego colectivo en donde cada uno cumple al pie de la letra lo ordenado para sacar adelante este soñado debut mundialista, tan necesario para mantener prendida la llama de la esperanza.

Un sistema defensivo encabezado por un arquero seguro, despierto, respaldado por cuatro magníficos defensores manejados por el gran capitán Mario Alberto Yepes, volantes de contención impidiendo el accionar griego y la habilidad y picardía criolla en la creación y definición de las jugadas, fueron más que suficientes para permitirnos seguir soñando.

El principal objetivo, ganar el primer partido en el debut, está perfectamente cumplido, dejando abiertas las puertas para buscar una segunda victoria que nos coloque entre los mejores 16 del mundo, callándole la bocaza al comentarista argentino que tuvo la infamia de calificarnos como la peor selección Sudamérica en este Mundial.

Anotar tres goles —por intermedio de Armero, Teo y James— sin la presencia de nuestro maravilloso Tigre Falcao y mantener la valla en cero, ratifica lo hecho en las eliminatorias, donde la selección tricolor tuvo la valla menos vencida y la segunda mejor ofensiva, demostrando que no somos invitados de papel en el magno evento y que merecemos el respeto y la consideración de los resentidos que jamás olvidaran la goleada en el Monumental.

Gracias de Dios, a nuestra Virgen del Carmen y a la calidad y jerarquía de nuestra gloriosa selección nacional de fútbol, continuamos vivitos y coleando en Brasil 2014.
Sigan siendo felices, Edgar les dice…