De acuerdo con un estudio realizado por el PNUD-IDEA Internacional, los denominados umbrales o barreras naturales, legales y/o electorales de representación, pueden ser entendidos en general, como los obstáculos o requisitos implícitos o explícitos en el sistema electoral, en sentido estricto, como en el proceso electoral en general, que tienen por objetivo filtrar las demandas de acceso de los diferentes actores políticos legales en la representación política y la contienda por el poder. En América Latina según el mismo estudio dieciocho países tienen umbral. Los sistemas electorales tienen por objetivo convertir la voluntad ciudadana, expresada en votos, en escaños, para la construcción de cuerpos colectivos de representación o en cargos públicos unipersonales. Pero la función de convertir votos en escaños o poder político al ser el resultado de un conjunto interrelacionados de elementos, cada uno con sus respectivas variaciones, hace que al aplicar un determinado sistema electoral sobre una votación cualquiera, produzca un resultado distinto si se aplica otro sistema electoral o una variante del mismo. La interacción de los elementos del sistema, en su mayoría reformados en Colombia por los Acto Legislativo 01 de 2003 y 2009, apuntan a la concentración del poder en los órganos de elección popular, favoreciendo a las agrupaciones políticas que cuentan con mayor peso electoral en detrimento de las terceras fuerzas políticas. En otras palabras, concluye el estudio, favorecen la eficacia del sistema en detrimento de la representación del mismo. Por lo anterior, las últimas reformas políticas que crearon un umbral del 2% en 2003 –luego aumentado a 3% en 2009– resulta para algunos odioso. Otros lo consideran una medida necesaria por la proliferación de “microempresas electorales” o “partidos de garaje” y a la ausencia de verdaderos partidos políticos. Por tanto, la implementación del umbral consiguió el efecto deseado: la reducción tanto en el número de partidos que participaron en 2006, como en los que lograron obtener representación. De 64 partidos que participaron en las elecciones al Senado en 2002, 42 obtienen representación; de las 20 agrupaciones que se presentaron solo 10 logran superar el umbral legal para mantener su personería jurídica, confirmó el estudio. Una de las conclusiones del PNUD-IDEA Internacional es que los sistemas electorales de Senado y Cámara colombianos son de los que tienen más barreras en conjunto dentro del panorama latinoamericano. Sin embargo, el bajo nivel de cultura política colombiano relaciona la masiva presencia de partidos, movimientos y candidatos, en los procesos electorales, con un mayor afincamiento de la democracia, lo que dista de la realidad política. Hay que recordar que los países con el sistema político democrático más sólido en el universo tienen pocos partidos políticos. Ahora, tenemos que buscar el porcentaje de umbral adecuado. Eso es otra verdad.