Cuando vivimos en zonas tropicales, donde no existen estaciones, marcamos las épocas por el estado del tiempo; la suma de emociones olfativas, auditivas y la magia de colores que nos dicen que hay un cambio de temporada. Por eso, nos emocionan: los olores del Carnaval, los sonidos de Semana Santa, el cielo azul y las brisas de diciembre. En el Caribe así nos percatamos que el año va avanzando y ahora –que estamos en plenos “bre”– por la arremetida de las lluvias, cada vez que hay nubes grises, recuerdo ese noviembre del 2010, cuando sin aviso y en cuestión de horas, las poblaciones del vértice del Atlántico fueron penetradas por las aguas del Canal de Dique. Después vino el choque visual con la tragedia; los cambuches y albergues; el dolor por tener que huir y dejarlo todo, salvando solo la vida; el éxodo para irse a pueblos ajenos, a tierras que no eran de ellos. La espera continuaba desde hacía 3 años, ya que desde entonces, en medio del esfuerzo de autoridades, llamados de auxilio, procesos lentos y paquidérmicos, nuestros hombres, mujeres, niños y ancianos del sur del Atlántico soñaban con la hora de retornar a la apacible vida de campo a producir, a construir futuro.
Ante esta situación, el gobernador José Antonio Segebre, quien no se cruza de brazos, decidió implementar, hace unos 3 meses, el programa “De regreso a casa”, que busca aglutinar esfuerzos solidarios para mejorar las condiciones de vida de esos 120.000 damnificados. Al acercarse el fin de año –que para muchos es celebración y alegría– es necesario un Atlántico más social. El mejor aguinaldo debe ser vivienda gratuita, con espacios confortables y una dotación básica de: comedor, camarote, juego de cama, ventilador, implementos de cocina y hamaca, para ese 75 por ciento del nuestro sur, que se merece una vida diferente al desplazamiento forzado. Es el momento de reactivar “De regreso a casa” para quienes el agua del canal del Dique, sacó de: Manatí, Repelón, Santa Lucía, Candelaria y Campo de la Cruz. Podemos ayudar entregando aportes económicos en la cuenta Nº 434112770-12 de Bancolombia; comprando la manilla que nos identificará como parte de esa labor social o haciendo ‘vaca’ en familia y amigos para adquirir la dotación de una casa, que solo cuesta 600.000 pesos. Si quiere más información, visite: www.atlantico.gov.co
Ya, en terrenos de la Gobernación y en otros, donados por el sector privado –que tanto respalda al mandatario– empezaron a levantarse las viviendas. El pasado 18 de septiembre se entregaron las primeras a habitantes de Campo de la Cruz, que estaban viviendo “prestados” en cercanías de Sabanalarga. Deben venir muchas más, en este proceso de reestructuración humana y comunitaria, que es liderado por la secretaria de Planeación, Divas Iglesias, economista polonuevera, nada amiga de figurar, pero sí de trabajar aplicadamente. Sería grata una estrecha alianza de comunidad y empresariado y que los Fondos de Empleados y los grupos de familia se unan en Navidad, para regresarlos a casa y que así puedan empezar de nuevo. Mientras tanto, la secretarías de Planeación, Salud, Gestión Social, de la Mujer, con la Primera Dama, la Arquidiócesis y la Cruz Roja, estrecharan sólidos tejidos entre las familias beneficiadas y les mostraran que no solo es volver, sino también tener, a partir de ahora, una vida saludable, donde defiendan sus derechos y aprecien su nuevo hogar.
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