Mi madre tiene 81 años y padece alzhéimer en etapa avanzada. En el transcurso del desarrollo de esta enfermedad he podido sacar como conclusión que estamos en pañales y hace falta hacer grandes inversiones para que la ciencia siga haciendo hallazgos para el descubrimiento y tratamiento de la enfermedad.
Pero no me quiero referir a la enfermedad, sino al cuerpo médico que atiende a estos enfermos y a sus familiares, porque en este proceso toda la familia sufre. Durante este tiempo he podido tener diferentes experiencias; algunos médicos indiferentes, otros demasiado pegados a lo que aparece en los textos de medicina y recetan medicinas costosísimas, desdeñando el sufrimiento del paciente y de sus familiares.
El pasado fin de semana, ante otra emergencia con mi madre, acudí desesperada al doctor que la atiende en casa, a pesar de ser ‘viernes cultural’, me llamó la atención la prontitud, el profesionalismo y especialmente la calidad humana del Dr. Machado, quien se presentó con dos enfermeras y el equipo necesario. Durante el fin de semana estuvo pendiente comunicándose constantemente, y eso nos daba tranquilidad. En momentos críticos de la enfermedad, los familiares y el mismo paciente no tenemos la capacidad de medir la calidad profesional, pero sí podemos evaluar la calidad humana. Y es que humanizar la salud consiste en responder desde el trabajo a la dignidad de la persona, es poner al paciente y a su familia en el centro de la asistencia.
A veces quienes estudian medicina se dedican solamente a reconocer y tratar la enfermedad, sin embargo la mayoría de los pacientes lo que buscan es aliviar el sufrimiento, y esto no se aprende en una cátedra universitaria. El sufrimiento no se puede localizar en un punto porque abarca a todo el ser humano y se extiende inclusive a sus familiares.
He tenido, por supuesto, la gran bendición de encontrarme en este recorrido de la enfermedad de mi madre con otros médicos como el Dr. Bolaños, quien además de recetar los medicamentos, nos ofrece información clara, dándonos tranquilidad para aliviar el sufrimiento.
Quiero aprovechar esta columna para agradecer a esos médicos que contestan el celular, que alivian con una palabra, que escuchan al paciente, que dan una voz de aliento, que te dicen: si te sientes mal, llámame. Eso es calidad humana.
No hay enfermedades sino enfermos. La medicina no es solo para diagnosticar enfermedades, el único objetivo de la medicina es aliviar el sufrimiento. “El médico pocas veces cura, algunas alivia, pero siempre debe consolar”.
Por Luz María P. de Palis
Luzmapalis@yahoo.com.ar