Solamente una persona con autoridad futbolística como el Pibe Valderrama es capaz de definir en una sola frase la brillante actuación de la selección colombiana de fútbol en los últimos partidos: “cuando las cosas no están saliendo bien, hay que meterle huevos”. Y eso ha hecho este equipo con absoluta convicción en los momentos en que lo ha necesitado. Tal vez a los puristas del fútbol les parezca que la línea de cuatro estuvo falta de timing y tal, que los carrileros no anduvieron bien en los andariveles y pascual, que el 8 y el 10 se invadían las zonas y total, o que al centro delantero el palo le negó el gol, y todo ese montón de especulaciones que hacemos los ciudadanos de a pie de este país que nos creemos técnicos de fútbol y con el conocimiento y la prepotencia suficientes para decirle a los mejores técnicos del mundo lo brutos que son. Estas son las personas que concluyen diciendo que la tricolor jugó mal.

A diferencia de los puristas yo pienso que la selección se jugó un par de partidazos contra las selecciones de Argentina y Perú, especialmente en lo que se denomina el big game, aquella situación que está por encima de cualquier deporte y tiene que ver con el nivel de decisión para obtener el triunfo así te vaya en ello la vida, el momento del máximo esfuerzo del deportista. Es lo que se denomina meterle huevos en el caso del género masculino, o ponerle ovarios en el caso del femenino. Y en ese aspecto, la selección colombiana de fútbol fue capaz de imponer su presencia futbolística en el Estadio Monumental de Buenos Aires ante una de las mejores selecciones de América, y también de mostrar su carácter de gladiadores que no se arredran en ningún escenario y se la juegan en cada acción. En casa fueron capaces de hacer respetar la cancha con buen fútbol mientras se pudo y con un corazón blindado para el dolor o el cansancio.

A veces pienso que por andar haciendo alineaciones y criticando técnicos, se nos olvida que enfrente hay 11 rivales que no son mochos y que entran al gramado a romperse el alma para sacar un buen resultado, como hizo la selección peruana, un cipote equipo, bien estructurado, con dos de los mejores delanteros de América, que no pudieron anotar porque enfrente tenían a una de las selecciones con la valla menos vencida, la nuestra. También estamos en los primeros lugares en goles anotados. Solamente para resaltar unas estadísticas que refuerzan la idea de lo bien que anda la selección, a pesar de los muchos errores que se hayan podido cometer, los cuales, por fortuna, se resolvieron bien. Hay un moderado optimismo frente a la posibilidad de poder regresar a los mundiales de fútbol. Yo creo que sí vamos. Y me atrevo a decir que si dejamos que el señor Pékerman haga su trabajo tranquilo, llegaremos a Brasil con un equipo muy competitivo en lo futbolístico y en lo hueval.

A propósito de errores, me pregunto por qué se dispararon las llaves de riego de la grama. ¿Fue un accidente o se le ocurrió a alguien? Concierne a las autoridades del estadio averiguar qué pasó para que no vuelva a suceder. Por una razón muy sencilla, puede actuar en contra nuestra. ¿Se acuerdan del resbalón de Perea que casi nos cuesta un gol de cabeza? Revisen qué pasó.

Menos análisis y más corazón para aceptar que jugamos bien a pesar de.

Por Haroldo Martínez
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