En la edición de EL HERALDO del día 7 de los corrientes, varias respetables y reconocidas personalidades locales tuvieron oportunidad de referirse a las razones que según su respectivo criterio se constituyeron en factor determinante del atraso que sufrió la ciudad desde mediados del siglo pasado hasta hace pocos años pero que afortunadamente todo permite indicar que está volviendo a conducirse por los caminos del pleno desarrollo mediante el aprovechamiento del potencial que siempre ha ostentado, pero que por pertenecer a un país andino del orden centralista, fue víctima durante más de 60 años de un régimen que impuso la denominada economía mediterránea, al monopolizar el desarrollo en la región andina, especialmente en la zona adyacente a la capital bajo el grotesco calificativo del ‘Triángulo de oro de Colombia’ integrado por Bogotá, Medellín y Cali, obviamente en detrimento del resto del país y la Región Caribe, pero especialmente de Barranquilla, al obstaculizar, mediante odiosas medidas de carácter oficial, el normal aprovechamiento del potencial económico que le otorga su privilegiada posición geográfica a nivel continental, factor determinante para el asentamiento de las principales corrientes migratorias que en tan alto grado impulsaron el desarrollo económico del país, con asiento en Barranquilla.

En efecto y como consecuencia de tan burda política discriminatoria, el potencial de Barranquilla desde el punto de vista geográfico quedó comprometido, especialmente por el abandono del Río Magdalena que como medio de transporte resultaba más competitivo para el envío de su producción industrial y de la mercancía importada hacia el interior del país que por tierra, posicionándose en consecuencia el puerto de Buenaventura por su cercanía con el famoso ‘Triángulo’, permitiendo adicionalmente que gran parte de la producción industrial que venía operando desde Barranquilla se trasladara a dicha jurisdicción, consolidándose política y económicamente como una región privilegiada.

Lo anterior originó una especie de decadencia del ritmo de desarrollo económico de la ciudad, propiciado en gran parte por la política abiertamente hostil hacia nuestra ciudad de los poderes centrales, especialmente en materia portuaria, aeroportuaria, de obras públicas y otros ítems, y facilitado con una especie de resignación de sus dirigentes, tanto políticos como del sector privado, razones más que suficientes para habernos visto obligados con la vehemencia juvenil del pasado y en fecha memorable a enarbolar las banderas de una República independiente para poder aprovechar nuestro potencial, aunque en el fondo más como medio de exteriorizar una inconformidad.

Ahora, lo importante es que si mediante el uso y el abuso del poder político del país se logró imponer una economía mediterránea en detrimento de nuestra región, hoy con la globalización de la economía, nada ni nadie podrá volver a comprometer nuestro desarrollo, especialmente el de nuestra ciudad, capital natural del Tratado de Libre Comercio, en buena hora coincidiendo con el despertar de una nueva generación tanto del sector público como privado, para que trabajando en forma mancomunada, podamos seguir conduciendo a nuestra ciudad hacia las más importantes metas en los campos social, cultural y económico.

Por Vicente Noguera C.