El Heraldo
Colombia

La semana en la que el país conoció las atrocidades de las Farc

La última cúpula de esa guerrilla reconoció ante la JEP haber cometido atroces crímenes relacionados con secuestro. Víctimas narraron barbaries que padecieron junto a sus familias.

Durante tres días y a lo largo de más de 30 horas de audiencia ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), Rodrigo Londoño, Pablo Catatumbo, Pastor Alape, Milton de Jesús Toncel, Jaime Alberto Parra, Julián Gallo y Rodrigo Granda, reconocieron y admitieron —de forma individual y colectiva— haber sido los máximos responsables de  los secuestros y asesinatos de civiles, militares y policías ocurridos durante el conflicto armado, hechos que desembocaron en crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Las investigaciones de la JEP, dentro del caso 01 denominado ‘toma de rehenes y otras privaciones graves de la libertad’, dan cuenta de que las órdenes de secuestro se orientaron de forma generalizada a personas de todos los estratos sociales y en la práctica no distinguieron territorios, condiciones de género, edad o vulnerabilidad.

Con base a lo anterior, la jurisdicción pudo identificar tres patrones alrededor de estos crímenes que fueron utilizados por los guerrilleros: el primero era el de cobrar para financiar a la organización armada en sus diferentes niveles jerárquicos, el segundo el de forzar el intercambio por guerrilleros presos y el tercero el de controlar a la población de los territorios.

La Biblioteca Virgilio Barco, en Bogotá, fue testigo de las lágrimas derramadas por decenas de víctimas, pero también de las acciones de perdón, respeto y abrazos entre víctimas y victimarios que, en reiteradas oportunidades, contrapuntearon las palabras de paz, reconciliación, verdad  y no repetición.

Una sensible intervención

 En la noche del miércoles, después de una agotadora diligencia, Jonathan Mulford fue una de las últimas víctimas que intervino en la audiencia. El hombre, oriundo de Plato, Magdalena, relató que a sus 15 años fue secuestrado junto a sus hermanos y madre el 11 de noviembre del año 2000.

“Nos hicieron caminar más de siete horas. Fue una noche angustiosa, mi mamá lloró a susurros”, relató  mientras se le quebraba la voz, al tiempo que contó que la  madre pidió a los guerrilleros que liberaran a sus hijos.

“Ellos accedieron y tuvimos que dejar a mi madre (…), ese camino de regreso fue lleno de monte, maleza (…), llegar y contar la angustiosa historia a casa.  Le decían que ella no valía nada, la menospreciaron y la humillaron (….) No sé cuánto pagó mi padre, pero él solamente me dijo: ‘hijo, destruyeron mi proyecto de vida”, narró Mulford.

La historia de este hombre conmovió a las magistradas, pues, a pesar de estar consciente de todo lo que pasó, su familia dejó claro que la paz y el perdón eran “los únicos caminos para poner fin a tanto dolor”. “Queremos restablecer nuestras vidas, emprender nuevos negocios, mejorar nuestra salud emocional, pero (hacerlo) solos ha sido muy difícil”, agregó Mulford en su relato, al tiempo que pidió un minuto de silencio para rendirles homenaje a  las víctimas del conflicto, no sin antes darle un mensaje a la antigua Farc.

“Ustedes tienen un reto grandísimo, histórico y único con este proceso. Es un camino difícil, pero no imposible para quienes creemos en la JEP y en ustedes. Tienen el reto de transformar en todos los colombianos ese sentimiento de odio generalizado que sembraron en nosotros”, dijo.

Otro relato que sacudió a la audiencia fue el de Héctor Horacio Mahecha, secuestrado por las Farc en 2004 cuando pagaba el rescate para que dejaran en libertad a su padre, que estaba en poder de la guerrilla desde hacía seis meses.

Su padre, un modesto comerciante del departamento del Tolima, comenzó a ser extorsionado por las Farc en 1995 mediante el cobro de lo que la guerrilla llamaba ‘vacuna’, que significa que una persona se “protegía” contra la “enfermedad del secuestro”, explicó Mahecha.

Su padre fue llevado a 22 sitios diferentes en extensas caminatas nocturnas, siempre con el temor de que llegara el Ejército y de morir en un intento de rescate. Varias veces fue a campamentos guerrilleros a “abonar” la cifra que ellos pedían para liberar a su padre. Sin embargo, “en noviembre de 2004, les dije ‘bueno mi papá se va’, y me respondieron ‘sí pero usted se queda’.

Después de algún tiempo él fue liberado, pero cinco años después las Farc los volvieron a llamar para exigirles el pago de extorsiones.

Para presionar el pago las Farc pusieron una bomba en la sede de la empresa de los Mahecha, que quedaba en la casa en donde ellos vivían. A raíz de esas situaciones tuvieron que abandonar el departamento y perdieron el patrimonio económico construido en años de trabajo.

Los reconocimientos

 Tras escuchar cada intervención de las víctimas, los comparecientes tenían el compromiso de darles respuestas a las demandas que les realizaban.

El último jefe de las Farc, Rodrigo Londoño, quien es hoy el presidente del partido Comunes, surgido de la desmovilización de la guerrilla, reconoció la responsabilidad del mando de ese grupo por el secuestro y asesinato de civiles, militares, y policías cometidos durante el conflicto armado.

“Vengo en calidad de último comandante de las desaparecidas Farc-EP y miembro de esa dirección máxima de las Farc a reconocer la adopción y ejecución de la política de secuestro”, dijo Londoño.

En una declaración cuidadosamente elaborada dijo que acudían para “asumir  responsabilidad colectiva frente a uno de los más abominables crímenes cometidos por nuestra organización, fruto de una política que desembocó en crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra”.

Abusos sexuales

Londoño también admitió que durante el secuestro se cometieron crímenes en cautiverio, como abusos sexuales, trabajos forzados o el mismo asesinato.

“Reconozco que a pesar de no haber sido una política y una práctica direccionada por el secretariado hubo hechos de violencia sexual en los secuestros realizados dentro de los ejercicios de control del territorio”, aseguró Londoño.

Antes de este reconocimiento, los exguerrilleros escucharon un testimonio anónimo que una de sus víctimas dio ante este organismo creado por el Acuerdo de Paz para juzgar ad hoc crímenes de lesa humanidad cometidos durante el conflicto colombiano.

La víctima contó que fue violada mientras estuvo secuestrada. “Aún siento ese temor y esa vaina porque siempre recuerdo esa violación. Fueron tres hombres que tuvieron relaciones conmigo, mientras los pies y las manos estaban amarradas con un candado”, contó la mujer.

“Venimos a reconocer que esta política, además de haberle quitado la libertad a la gente, estuvo acompañada de malos tratos, de acciones degradantes ocurridas en el proceso del cautiverio que se enmarca en conductas muy graves, reprochables, que están catalogadas como crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad”, dijo por su parte Pastor Alape, otro de los antiguos altos mandos de las Farc.

Páginas amarillas

 Durante la diligencia, la JEP reveló que dentro del grupo armado algunos integrantes buscaban a sus víctimas hasta en el directorio telefónico, cuando este era en páginas amarillas, algo que conmocionó al país.

“Encontramos a un (comandante) que secuestraba por el directorio telefónico, cuando los directorios eran páginas amarillas (...) otros nos han dicho que usaban revistas como el número de Semana de las 100 empresas del país; entonces por el número de las 100 empresas”, señaló Julieta Lemaitre, la magistrada a cargo del caso.

Por años las autoridades han tratado de establecer que la extinta guerrilla mantenía relaciones o lazos con bandas criminales para poder llevar a cabo el secuestro de ciudadanos. Inclusive la magistrada de la JEP sostuvo que los jefes financieros del grupo armado buscaban el apoyo de bandas criminales, a las que les daban porcentajes de las “ganancias” por los secuestrados que entregaban.

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
DETECTAMOS QUE TIENES UN BLOQUEADOR DE ANUNCIOS ACTIVADO
La publicidad nos ayuda a generar un contenido de alta calidad
No quiero apoyar el contenido de calidad
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.