
¿Qué está detrás de la reducción de la jornada laboral del uribismo?
En el Senado aprobaron la iniciativa. Faltan aún dos debates en la Cámara. Analistas y sindicatos la apoyan. A los empresarios, no les gusta.
La discusión de si debe Colombia reducir su jornada laboral de 48 a 40 horas semanales ya entró a la recta final en el Congreso: el Senado ya la aprobó y le restan dos debates en la Cámara.
EL HERALDO buscó las opiniones de los trabajadores, gremios, autores y expertos al respecto.
Proyecto uribista
El proyecto fue radicado en 2019 por el expresidente Álvaro Uribe junto con varios parlamentarios del Centro Democrático.
En las motivaciones se lee que "en Colombia legalmente se deben trabajar 48 horas semanales (8 diarias), en comparación a las 37,5 horas promedio que se laboran en Europa. Un trabajador colombiano trabaja cerca de 2.496 horas, mientras que, en los países miembros de la Ocde los promedios de horas laboradas llegan a las 1.473 horas anuales".

Menos es más. Un estudio de la Ocde en 2016, se lee, concluyó que "el nivel de productividad cae si las personas trabajan más de 48 horas a la semana".
Cita además que entre 2008 y 2009 se redujo la jornada laboral en Utah, EE.UU., arrojando que en el 63% de los casos había aumentado la productividad y que la reducción de ausentismo laboral y horas extras permitió un ahorro de 4,1 millones de dólares.
Y agrega el proyecto que Colombia encabeza el listado de los países con peor balance de la vida familiar y laboral, con un puntaje de 0,9 sobre 10.
Así mismo, el Dane muestra que la productividad laboral no ha tenido aumentos considerables en los últimos años en el país: en 2017 0,4%, 2018 1,6% y 2019 solo 0,2%.

La medida, añade el texto, "puede romper un brecha de genero facilitándoles a las mujeres el acceso al sector laboral sin que ello implique una inhibición de las actividades del hogar y crianza de los hijos".
Los autores. Una de las senadoras que radicó el articulado, María del Rosario Guerra, le dijo a EL HERALDO que "no ayudan tantas horas de trabajo para la productividad, necesitamos conciliar la vida laboral con la vida familiar y el estrés laboral afecta el desempeño del trabajador y la atención a la familia, en la Ocde Colombia es el país que más horas de trabajo registra y eso hay que ajustarlo y la OIT establece como máximo 40 horas de trabajo semanal, así que hay que ir hacia allá".
Explica además la legisladora del Centro Democrático que esta disposición "por supuesto debe ir de la mano de otro tipo de reformas y una mayor flexibilidad laboral, para que los empresarios también vean que este costo que puede significar en el corto plazo, en el mediano y largo plazo también va a ser un beneficio vía productividad".
Fabio Arias, fiscal de la CUT, indicó en EL HERALDO que "las nuevas tecnologías no solo pueden ser un beneficio del gran capital: también los trabajadores deben beneficiarse, y esta es una tendencia mundial. Tanto en Brasil como en México se ha venido reduciendo la jornada laboral y en Brasil están en 40 horas semanales, y no se han quebrado".
Frente al tema de la generación de empleo añadió el dirigente sindical que la norma "obliga a los empresarios a contratar nuevos trabajadores, para que se recupere el empleo y saber que la gente va a tener plata en el bolsillo es la mejor forma de reactivar la economía".
No obstante, advierte Arias que "sobre el proyecto tenemos varia observaciones. La primera es que estimula el contrato por horas. Lo dice expresamente en el texto. Aumenta la jornada laboral hasta nueve horas, eso tampoco vemos que sea conveniente, esa es una forma de recargar a la gente. Esos son los dos elementos que decimos desde la CUT son inconvenientes en ese proyecto y deben ser modificados para el respaldo de las centrales obreras y de la CUT".
Acerca de la posibilidad del trabajo por horas, el fiscal de la CUT agrega que "el elemento más preocupante que tenemos en el espectro laboral es que empiece a funcionar el Decreto 1174, ese sí va a ser un decreto perverso sobre toda la situación laboral, y es perverso porque se incrementaría el contrato por horas, lo cual seria indeseable que ocurriera porque ya no se vuelve a contratar a nadie por salario mínimo ni indefinidamente. Por eso hemos exigido la derogatoria y tenemos demandas ante las altas cortes para que sea declarado inexequible".
David Barbosa Ramírez, profesor de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, indicó en EL HERALDO: "Lo que ocurre con este proyecto es que si reduzco la jornada máxima legal a 40 horas a la semana, y mantengo el salario mínimo en la misma cifra, para el empresario va a significar un aumento de los costos laborales".
Sin embargo, explica que "vivimos en una época de transición en el mundo laboral: se mantienen organizaciones cuyos puestos de trabajo siguen en esta lógica de que es indispensable que el trabajador cumpla con unas horas y lo haga en el lugar de trabajo, pero también hoy tenemos empresas que necesitan que el trabajador ejecute sus labores y el trabajador lo hace en cualquier momento del día. Esto lo ha permitido la cuarta revolución industrial, las tecnologías. Ya teníamos el teletrabajo pero durante la pandemia se acudió al trabajo en casa, donde el trabajador se queda en su casa y hay una enorme flexibilidad en el horario, y entender que son importantes los tiempos de no trabajo".
A su vez, Iván Daniel Jaramillo, director del Observatorio Laboral del Rosario, advirtió en EL HERALDO que "se incluyó en el último debate una medida no deseable y es que se eliminó el 'quantum' mínimo, es decir el número mínimo de horas en la jornada flexible de 4 horas. Entonces, en esa jornada flexible habría un tiempo mínimo de 4 a 10 horas, lo cual puede generar un espacio delicado de desconocimiento de derechos y regresividad".
En cuanto a la relación que se plantea en el proyecto entre productividad y jornada laboral, precisa el experto que "la productividad ya no se mide como antiguamente se media que era con base en el número de horas de disponibilidad del trabajador al empleador. Hoy en día hay criterios modernos y la productividad se ha probado que está también ligada al grado de satisfacción y del sentido de pertenencia del trabajador a la empresa o a la actividad que desarrolla, entonces estas medidas de relajación de la jornada pueden contribuir a que se mejore la productividad".
El presidente de la Andi, Bruce Mac Master, comentó en EL HERALDO que "la medida va en contravía de lo que debe buscar un país que busca reducir su desempleo y aumentar su competitividad. Implica un aumento efectivo del costo laboral del 20%. Además, todos estos impactos son analizados bajo una perspectiva que no incluye el efecto de la COVID-19".
Agregó el dirigente gremial que los países que tienen ese tipo de jornadas reducidas "cuentan con otro tipo de estructura laboral. Nosotros tenemos uno de los sistemas menos flexibles, caso que no ocurre en la mayoría de los países de la Ocde. En Colombia las formas de contratación son muy difíciles y lo que encontramos al final es que nos hemos venido llenando de desventajas que otros naciones no tienen".
Advierte además que "las empresas cargarían con un costo semanal promedio de $85.309 por persona. Esto, escalado a los 6,2 millones de empleados que trabajan más de 40 horas, significaría un costo anual de $26,9 billones para la economía, es decir, un impacto de cerca del 2,7% del PIB de 2019".
Finalmente, puso de presente que, según el Dane, el 93,1% de los asalariados formales que tienen una jornada de 48 horas están satisfechos con ella. "En 2007, en Quebec, Canadá, se redujo a 40 horas semanales la jornada y la política no logró aumentar el empleo", concluyó.