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Tras una semana marcada por fuertes tensiones políticas, los señalamientos cruzados y un Congreso que volvió a ser epicentro de la polarización nacional, la senadora Paloma Valencia se convirtió en una de las voces más visibles en el hundimiento de la consulta popular promovida por el gobierno Petro. El ambiente en el Capitolio fue caótico, con acusaciones de fraude, desorganización oficialista y un llamado presidencial a las calles que ha encendido las alertas institucionales.

En diálogo con EL HERALDO, la opositora lanza duras críticas al Ejecutivo, analiza la viabilidad de la reforma laboral y advierte sobre el rumbo autoritario que, según ella, estaría tomando el presidente Gustavo Petro.

Luego de una caótica jornada en el Congreso, se hundió la consulta popular promovida por el Gobierno. El oficialismo acusa a la mesa directiva y a los partidos de oposición de maniobras irregulares. ¿Cuál es su análisis?

Todo lo contrario. Estuvimos muy cerca de vivir un rompimiento institucional que hubiera sido gravísimo para Colombia. Y les voy a poner un ejemplo. Si mañana la Corte Constitucional dijera: ‘Se hundió la pensional’. Entonces el presidente dice: ‘pues no vamos a hacerle caso a ese fallo, vamos con una consulta popular’. Eso es destruir el equilibrio de poderes. Piense usted si cuando la Corte Constitucional negó la segunda reelección del presidente Uribe, él hubiese hecho una consulta popular. Con el respaldo del Congreso y del 80 % de los colombianos, habría logrado reelegirse, pero también habría destruido el Estado de Derecho.

Con el paso de las horas se han desvirtuado algunas versiones del Gobierno. Por ejemplo, el senador Edgar Díaz confirmó haber votado en contra de la consulta. ¿Faltó seriedad por parte del oficialismo?

Claro. El trabajo en el Congreso es agotador y requiere atención constante. Eso a veces es lento, lento, lento y otras veces va rapidísimo. Entonces, usted tiene que estar todo el tiempo ahí. No puede un congresista pretender que si se va a la peluquería o almorzar, el Congreso espere por él. Las votaciones no pueden estar abiertas indefinidamente. De hecho, en muchos proyectos del Gobierno cuando ha tenido la mesa directiva cierra y simplemente cerró .

Sobre lo ocurrido con el ministro del Interior, Armando Benedetti, ¿qué puede decir al respecto?

Fue espantoso. El senador Edgar Díaz, de Cambio Radical, nunca ha sido aliado del Gobierno. Y cuando el partido decidió votar en bloque, quienes no estaban de acuerdo, simplemente no asistieron. Los votos fueron claros. Lo que pasa es que el Pacto es muy desorganizado. Acuérdese que ellos arrancaron diciendo que íbamos a revivir la apelación y que ellos no la acompañaban. Y 2 horas más tarde el ministro diciendo que ellos querían que se reviviera y después diciendo que agradecían que nosotros estuviéramos votando la laboral. Es decir, uno no entendía nada de lo que estaban diciendo porque todo era una estrategia política, pero muy mal planeada.

Tras esta nueva derrota, el presidente Petro ha llamado nuevamente a las calles, esta vez bajo la figura de un cabildo popular. ¿Cómo analiza esta decisión?

Petro es un caudillo sin incautos. Él quisiera ver al país entero en las calles, pero apenas logra reunir unos cuantos seguidores. A él le gustaría echarse esos discursos y que el pueblo entera saliera a respaldarlo. Colombia está cansada de la polarización, de los llamados a la violencia.

¿Le preocupa que ese tono amenazante contra los otros poderes del Estado desemboque en un nuevo estallido social?

Dios nos ampare. Ya vivimos el estallido social, y no nos llevó a ninguna parte. La comida se puso imposible, muchos perdieron sus empleos, los niños no pudieron ir a estudiar, y hubo daño ambiental. Este país no puede seguir creyendo que a la brava se consiguen las cosas. Esto no es a los madrazos y a la violencia y a la amenaza. Petro no es el presidente del M-19, es el presidente de todos los colombianos. Debería convocar a la construcción colectiva, no a la violencia.

Revivió la reforma laboral. ¿Cree posible llegar a acuerdos en el Senado?

Yo espero que sí, pero no va a ser la reforma de Petro. Nadie quiere una reforma que deje a 500.000 colombianos sin empleo. Tenemos que pensar en la realidad del país.

El presidente ha dicho en varias ocasiones que está “aburrido del Palacio”. ¿Usted cree que quiere quedarse en el poder?

Pues yo tenía la impresión de que sí estaba aburrido, porque ha sido un pésimo presidente. Pero desde que volvió Benedetti, ha cambiado. Creo que ahora le ha ido interesando quedarse en el poder. Y me parece muy grave, porque mientras no ha logrado nada, culpa al Congreso. Pero Petro es quien tiene la chequera del Estado. Deberíamos juzgarlo por cómo maneja la salud, la seguridad, la educación, la infraestructura. Y la verdad es que no se ve nada. Ha tenido el presupuesto más alto de la historia, 20 % más que Duque.

¿Cómo visualiza el último año del presidente Petro?

Petro ha descubierto que no sabe gobernar, pero que su gran talento es hablar paja. Entonces él quiere adelantar como sea una campaña política, porque en eso le va bien. Pero los colombianos deben abrir los ojos: menos discursos, más resultados. Uno debe juzgar a los políticos por lo que hacen, no por lo que dicen. Y si uno juzga a Petro por lo que ha hecho, la verdad es que está perdiendo la materia.