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Al alcohol desde la antigüedad se le ha considerado una “bebida espirituosa”, y erróneamente se le han asignado propiedades terapéuticas, entre ellos que, calma la ansiedad y la depresión, pero, los estudios han demostrado que, “es un factor de riesgo de conducta suicida”, está frecuentemente implicado en las tentativas suicidas, como substancia que provoca un efecto desinhibidor y facilitador de estas conductas.

Datos de estudios señalan que en más del 24% de tentativas de suicidio el uso del alcohol estuvo presente; el 25-35% de los casos de suicidios hay un trastorno por el uso y que hasta el 45% de los suicidas lo presentan en plasma, comprobado mediante exámenes toxicológicos en la autopsia. Ponen de presente que, cuando nos referimos a los patrones de consumo de alcohol hablamos más del alcoholismo crónico o dependencia, sin embargo señalan que, “en el consumo agudo, hay un aumento de la impulsividad, existe mayor distrés psicológico y restricción cognitiva, hay un mayor riesgo de realizar una conducta suicida no planeada y de usar medios más letales, o sea que, la ideación suicida prevalece en los individuos que beben compulsivamente, comparados con las personas que no toman alcohol de forma descontrolada. De hecho, el efecto agudo del alcohol está tan implicado en la conducta suicida como los efectos crónicos de su consumo”.

Respecto al perfil del paciente suicida con abuso de alcohol, comentan que, suelen ser varones más jóvenes, con factores estresores vitales, desempleados, separados o divorciados recientemente y que en el momento del suicidio han presentado signos de intoxicación por alcohol. Señalan que, el alcohol lleva a que la ideación suicida, que envuelve pensamientos de que la vida no es buena para vivir, hacen que esa idea salga del plan mental y se trasforme en una drástica realidad - la tentativa o el suicidio. Con la advertencia de que, no solo bajo la idea de que el consumo irregular de alcohol puede provocar pensamientos suicidas, ya que también se sabe que, tanto la presencia de ideación suicida puede precipitar el consumo irregular del alcohol, como el consumo indebido de alcohol puede precipitar el comportamiento suicida. Por lo tanto, la relación entre consumo de alcohol y comportamiento suicida parece ser recíproco y tener varias direcciones. De ahí afirman que, el alcohol y la depresión son los factores de riesgo de suicidio más prevalentes en los pacientes que sufren una condición clínica en la que coexisten de forma simultánea o secuencial un trastorno adictivo al alcohol y otro trastorno mental (depresión, esquizofrenia, TDAH, trastorno bipolar, trastorno de ansiedad…).

Este artículo analiza los resultados de los estudios en donde revelan la influencia que el consumo del alcohol ejerce en la ideación suicida, asociación que ha sido observada en estudios nacionales e internacionales, para que las políticas de salud, realicen acciones de prevención.

Agustín Guerrero Salcedo