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Cambiamos de año todos los años, valga la redundancia, cambiamos de gobierno, de un partido político a otro, de una tendencia a otra, incluidos los Ministros de Justicia e Interior los más incidentes en el tema, cambiamos de autoridades; judiciales, militares, policiales y civiles, cambiamos de gobernadores, alcaldes, inspectores de policía, en fin todas las autoridades, y seguimos con los mismos delitos graves como si nada, delitos casi consentidos por las autoridades y la sociedad.

No me refiero a la seguridad en la calle, no me refiero a los atracos y asaltos, a las estafas, ni a la mayoría de delitos propios de las sociedades sub como nosotros; me refiero a lo acentuado y casi consentido que continúan los delitos contra la mujer, contra la niñez, contra la familia, principal y tristemente más frecuentes en estratos bajos.

Vemos por los medios diariamente, (lo que se publica) casi que en nuestras propias narices los delitos de violencia familiar, violencia contra la mujer, contra la juventud y la niñez, abusos y violaciones a niños de todas las edades, protagonizadas en su inmensa mayoría por sus propios familiares masculinos; padres, tíos, primos, cuñados, y muy en especial padrastos, de todo en el orden familiar.

Vemos diariamente los abusos contra la mujer, maltratos verbales y físicos, golpizas de toda clase hasta llegar a la desfiguración y el asesinato, y no pasa nada, cada día son más frecuentes, protagonizados en su gran mayoría por exparejas y sus propios actuales parejos, y no pasa nada, no pasa nada por una simple razón, puro y físico miedo, cuando la persona es acusada por la correspondiente mujer, tanto en el caso de ellas mismas como de los niños.

El gran desadaptado, cobarde, degenerado, es retenido un par de días, y cuando sale, la pobre mujer vuelve a lo mismo porque no tiene la fuerza ni las condiciones para dejarlo, o la necesidad económica la obliga tristemente por las mismas razones.

A lo que quiero llegar con este comentario es sencillamente que la solución como en muchos otros casos delincuenciales no debe dejarse en manos exclusivas de las autoridades porque hay una gran cantidad de razones legales, técnico-jurídicas, socio-económicas e infraestructurales que no permitirán soluciones inmediatas.

La solución somos nosotros, la sociedad Colombiana, la sociedad barranquillera, atlanticense y Caribe, nosotros como varones colombianos debemos intervenir cada vez que veamos este tipo de delito grave, cobarde, inhumano, constituyámonos los varones no agresores en grupos de defensa de estos aborrecibles, infames y cobardísimos delitos.

No permitamos que ninguna mujer ni ningún niño por más ajenos que sean a nuestras vidas sea maltratado por ningún desadaptado, degenerado, cobarde, por más cercano que sea de la víctima. intervengamos inmediatamente.

Por otro lado las penas por estos delitos deben ser aumentadas sustancialmente.

Héctor Asaf Quintero