
CON JUSTA CAUSA
Necesidad de las quejas
Siempre hay algo de qué quejarse. Si no es la lluvia, es el calor, el tránsito, la inseguridad en las calles, las mentiras de los políticos, la salud, el dinero que no alcanza, los impuestos, los servicios públicos, y en general, siempre habrá la necesidad de una queja en nuestras vidas y las ciudades necesitan de las quejas para mejorar. Porque, muchas veces, nos quejamos con justa razón, lamentablemente, lo único que ganamos al quejarnos es sentirnos cada vez peor, porque los receptores de las quejas se acostumbraron a no resolverlas.
Pero otras quejas son más permanentes y cotidianas, y son las que protagonizan aquellos que amanecen cada día con una queja nueva, lanzando constantemente expresiones tales como: que el gobierno no hace nada, que la comida está cara, que la ciudad no progresa, que la situación está invivible, que no me dan, que me quitan, que no recibo ayuda, que esto, que aquello y así con esta misma actitud quejumbrosa, lo que se busca es trasladar muchas veces la incapacidad o descargar la propia culpa en otros que a la postre ni representan la solución ni mucho menos son parte del problema.
Sin embargo, no debemos abandonar la queja, aquella que sea razonable y justa ante las autoridades pertinentes y que están obligadas a resolver los problemas de la comunidad a quien le deben el desempeño de su cargo, pero también debemos llenarnos de gratitud y de ver la vida con mayor optimismo, porque existen muchas cosas por las cuales es preciso mostrarnos agradecidos: por la salud, por el trabajo, por el sol de cada mañana, por estar rodeado de gente a quienes queremos y nos quieren; a veces con solo abrir nuestro corazón, siempre tendremos cosas que agradecer y sentirnos mejor, no solo con nosotros mismos sino con los demás y principalmente agradecidos por las bondades de nuestro creador.
ROQUE FILOMENA
INVENTO
Un sabelotodo, pero inconsciente
Desde el día que resolví solicitar la ayuda del computador para resolver los crucigramas, me ha ido invadiendo una inquietud:
Este instrumento, que podríamos llamar el sabelotodo se ha constituido en el invento más admirable, al cual se ha llegado. ¿Quién le ha enseñado todo lo que sabe, cual ha sido su maestro? Y lo más increíble, lo sabe en forma inconsciente. Lo he puesto a prueba, compartiendo, con él, mis inquietudes y veo que no me equivoco en mi apreciación: Buscando palabras de 8 letras para llenar un crucigrama sin negros, idea que no he podido realizar, se me ocurrió llenar una columna con el numero 1895, pero escrito en números romanos; al dudar sobre su escritura, se la pedí al computador que inmediatamente me la dijo: Otro día, me vino a la memoria una palabra trabalenguas, parangaricutirimícuaro, que aprendí hace más de 70 años y para saber si este la conocía, se la escribí; inmediatamente me hizo recordar donde la aprendí. El pasado martes (19,11,19), leí en el Heraldo: “Días mundiales que parecen innecesarios … pero no lo son”. Un título que me hizo repensar algo que anteriormente había ocupado mi mente: Estos días están llamados a reemplazar la lista de los santos que ocupan que ocupan los 365 días del calendario. Para comprobarlo, le pregunté al computador, “Días mundiales” y encontré la lista de los días internacionales. Algo que me confirmó, que muy posiblemente, vamos hacia un nuevo calendario, diferente al gregoriano. Existen 136 días del año ocupados por algún día mundial y el mes donde hay más, es en junio; donde encontré: 24.
Carlos A. Hernandez García
Carlos_alberti@hotmail.com
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