Esta columna es una reflexión sobre la importancia de pausar un poco el botón de - la juzgadera- de condenar a todo mundo desde nuestra vara de medición bastante arrogante y exigente de perfección, cuando sabemos que nosotras somos mucho de eso que criticamos y atacamos.
El club de los vulnerables es una invitación holística y bondadosa a hacernos conscientes de nuestro ser, nuestros tiempos y nuestras riquezas intangibles, donde ir a terapia, nombrar nuestras crisis o estados emocionales, hablar de nuestros problemas, tener proyectos, hagan parte de las herramientas que nos amparan y nos encaminan a priorizarlos y que alejemos - la vida - en esa cosa que se nos pasa, mientras planeamos cómo vivirla según mandatos sociales.
Es momento de dejar de asombrarnos por horas o días por casos como el de Sara, jugar a partirnos de dolor y luego seguir como sino hiciéramos parte del problema social del rechazo, la doble moral y el juzgamiento. No más a la indiferencia y a la normalización de todo tipo de violencias… despertemos.
De La Guajira para el mundo, las mujeres seremos siempre la marca original del desarrollo integral. Toda transformación social será con las mujeres o no será.
Auguro que todas las instituciones y organizaciones hagan consciencia de la importancia de lograr una sociedad justa, equitativa e igualitaria en la que todos, todas y todes podamos vivir en plenitud y en confianza, no es este un tema de mujeres a mujeres sino de impacto socioeconómico, cultural, político y en general de salud integral.
También es relevante tener presente que los derechos femeninos no han sido otorgados sino que han debido ser luchados y conquistados, que ahora las mujeres podamos votar, estudiar, acceder a servicios de salud, tener derechos sexuales y reproductivos, entre otros, son resultado de una lucha incesante que ha costado vidas, sangre y apuestas de antecesoras que no se resignaron a ser ciudadanas de segunda categoría, lamentablemente, algunas mujeres olvidan que hoy disfrutan de algunos derechos gracias a otras mujeres.
Hoy decidí hablar de Aida porque más allá de ser una actriz con todos los pergaminos de calidad, la vida me ha premiado con tenerla en mi vida como maestra del Salvajismo Caribe, del amor por la identidad, el respeto por el origen, de la disciplina con sabor a Arte ancestral e identitario.
Siempre está presente donde hay una situación injusta por reivindicar y lo hace desde su capacidad pacificadora y acciones no violentas, haciendo parte de varias organizaciones sociales como: La Asociación Evas & Adanes, Colectivo Mata E Pelo, La Asociación AfroGuajira, El consejo comunitario “Los negros ancestrales del rio María Mina”, entre otras.
El fenómeno Shakirista tiene un significado profundo que nos debe contagiar de una inspiración y fuerza inagotable, precisamente en tiempos de caos mundial, historias como la de ella ¡Nos salvan! y nos permiten aferrarnos a esos grandes sueños que nos mantienen firmes y esperanzadas.
El sentido social de este colectivo es honrar la historia de las mujeres dulceras, especialmente las del corregimiento de Monguí, que han sido la inspiración de la cofundadora y actual coordinadora Fenolis Acosta Camargo, uno de los patrimonios culturales del pueblo: ¨La Danza del Dulce de Leche¨.