Ilusiones que se van
Sostuvimos la familia que siempre soñamos, incluyendo a Andrea, que con su apoyo celestial nos ayudó a hacer una fundación para niños con cáncer de bajos recursos, para el apoyo de un hogar, necesario para salir adelante.
Sostuvimos la familia que siempre soñamos, incluyendo a Andrea, que con su apoyo celestial nos ayudó a hacer una fundación para niños con cáncer de bajos recursos, para el apoyo de un hogar, necesario para salir adelante.
Esta forma de resolución de los problemas de la salud, aunque puede ser trasladado a cualquier otra actividad de la vida, como ejemplo el ecosistema comercial, el industrial, el político y otros. Es salud, el más importante porque se refiere al manejo de la vida, tratando de llevarla al objetivo más deseado de todos, tener una vida digna y saludable.
La obra debe contribuir a la disminución del daño ambiental, con la construcción de viaductos que no afecten el entorno natural permitiendo darle continuidad al intercambio de las aguas del mar con las de la ciénaga.
Ciertos rasgos de personalidad, como la impulsividad, el aislamiento, comportamientos poco amigables, la falta de afecto, empatía y la agresividad, se encuentran frecuentemente asociados con un mayor riesgo de comportamiento criminal.
Esther nos enseñó que, únicamente las familias y las amistades nos ayudarán siempre, a vencer los retos que el destino nos impone. Ella ha sido la luz que nos ilumina, permitiéndonos acompañarla, en sus grandiosos cien años.
Medidas a recomendar en poblaciones como la reciente tragedia en Santa Marta que deben incluir manejo atento de los niños, embarazadas y ancianos o pacientes con bajas defensas.
Estos virus zika, chikungunya y dengue, aunque severos, tienen menos probabilidad de muerte que el más destructivo de los arbovirus, el de la fiebre amarilla, ampliamente reconocido, por las grandes epidemias, que se dice, pudo haber matado más que las guerras en el pasado.
Santa Marta, la ciudad del “origen colombiano”, con bellezas y parques naturales, playas espectaculares, rodeados de selva exuberante que nos brindan la oportunidad de conectarnos rápidamente con la naturaleza, con solo mirar sus bellos atardeceres.
Por designios del destino, suerte y gran esfuerzo, de esa medicina interna, pude continuar al estudio de las enfermedades infecciosas, cuando las necesidades de controlar, y salvar vidas de estos pacientes, se hacía cada vez más necesaria.
Muchas fueron las alegrías y las tristezas, al poder ayudar a tantas personas, en la época en la que la medicina era de caridad. Los médicos no tomábamos tinto, sino por necesidad, en los pocos momentos que necesitábamos mantenernos despiertos. Pero la comunidad en general nos quería mucho y nos ha querido siempre, esa ha sido nuestra mejor retribución.