Cuando la colombiana Jacqueline Ching estuvo en lo más alto de la Gran Muralla China tuvo la sensación de que había nacido allí. Precisamente su necesidad de investigar con ahínco sobre sus orígenes la llevaron a ese momento que calificó como mágico y seguro.
Ching sintió genuinamente que debía quedarse en el país de sus ancestros, pero entendió al instante que su vida estaba junto a sus “paisanos” del Centro Social de la Colonia China en Barranquilla, el rincón de esta comunidad en la ciudad.
“El Centro Social de la Colonia China fue fundado hace 100 años y se hizo con el propósito de concentrar a la población china migrante en este sitio y apoyarlos en su nueva vida”, explicó Ching a EL HERALDO.
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Desde los siete años, Jacqueline –quien actualmente cuenta con 62 años– participaba en las danzas infantiles del centro. Los genes orientales se los debe a su abuelo, quien provenía de la provincia de Cantón, en la costa china. Su nombre era Ching Bao Wen y entró por primera vez al país por Puerto Colombia, siendo uno de los primeros chinos que llegó.
Bao Wen aportó a la colonia china en Barranquilla, pues era el encargado de recibirlos en el puerto. Básicamente, había asumido el cargo empírico de cónsul de China y los ayudaba para que se adaptaran a la cultura caribe y a su idioma.
El Centro aún sigue funcionando. Está ubicado en la calle 69 con carrera 41, en la localidad Norte-Centro Histórico; el lugar es visitado diariamente por sus miembros. Es un club exclusivo y, aunque tiene un bajo perfil, suelen realizar diversas jornadas culturales durante el año.
Por fortuna, la asociación no tuvo el mismo destino que los demás clubes de la ciudad, pues a pesar de todas las dificultades económicas que atravesaron, fueron “la perseverancia, la constancia y la disciplina de mantener el club las que han hecho que siga firme”, destacó Ching.
Un espacio seguro y discreto
En 1923 fue fundado este centro social y su primer presidente fue Tomas Ching. Al principio era un club cerrado; sin embargo, con el tiempo la comunidad logró entretejerse con la cultura local.
Más tarde, en 1971, establecieron el Colegio Colombo-Chino, donde estudiaban los hijos de la colonia y realizaban la semana colombo-china previo a cada primero de octubre, por la fiesta de la independencia de esa república asiática. En aquel entonces, el Gobierno de la República China envió una maestra para enseñanza del idioma, las danzas y la música.
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Asimismo, existieron en la ciudad otras organizaciones como la Juventud Social China, la Sociedad de Beneficencia China, la Fraternidad Anticomunista China y la Sociedad de Agricultores de la Colonia China.
Cabe destacar que el centro social también participó en algunas ediciones del Carnaval de Barranquilla con comparsas en las que bailaban la Danza del Dragón y la Danza del León, ambas tradicionales en el país oriental.
“Yo participé como en dos oportunidades, para presentarme en la Batalla de Flores. Todo eso fue patrocinado por la embajada y se encargaban de traer el vestuario y al profesor para enseñar la danza y toda la logística”, recordó Ching.
No obstante, con el pasar de los años los miembros dejaron de participar en estos espacios de la cultura local.
Actualmente, dentro de sus instalaciones se festeja la fiesta nacional de China, la cual se celebra cada primero de octubre y se realiza en sus canchas deportivas. Por lo general, en esta fiesta bailan la Danza del Dragón o la Danza del Tigre. También comen mucho, pues la mayoría de los miembros del club tienen restaurantes.
Las instalaciones –alguna vez visitadas por reinas de Carnaval, el dueño de Huawei y embajadores de China– cuentan con dos pisos. En el primero, donde estaba el colegio, está alquilado a la corporación educativa Formar. Y en el segundo está una sala de juegos chinos, la cual alberga una mesa de ping pong y canchas para jugar baloncesto o voleibol.
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Cabe destacar que el Centro Social de la Colonia China aún enseña mandarín a partir de las 5 de la tarde cada jueves y viernes. Antes solía ser gratis, hoy los interesados deben pagar 200.000 pesos mensualmente.
Para mantener el legado de los socios fundadores, cada miembro debe aportar una cuota mensual. También logran sostenerse con el arriendo del primer piso y logran pagar servicios y prestaciones sociales.
La llegada de los chinos
Antes era habitual verlos con su sombrero de bambú, trabajando en los campos de hortalizas o sosteniendo su carretilla bajo el sol despiadado de Barranquilla. Hoy poco queda de ello.
En una investigación realizada por el historiador Enrique Yidi se explica que la colonia china es de las más numerosas en Barranquilla, pues ha estado presente desde principios del siglo pasado. Los primeros en llegar eran originarios de familias humildes y campesinas.
Para 1977 la población de los chinos alcanzó un poco más de las 10.000 personas, quienes la gran mayoría provenía de las provincias de Kwangtung y Fukien, huyendo de la China comunista.
Desde que llegaron, la colonia desempeñó roles laborales relacionados con sus tradiciones, tales como el cultivo de hortalizas, lavandería, la operación de granjas avícolas, la administración de abastos y la apertura de restaurantes.
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“El surtido de las hortalizas de los chinos era el más codiciado de las amas de casa, en esa época no existían los supermercados y tampoco venían hortalizas del interior del país. Desde la madrugada hasta la caída del sol comenzaban labores regando sus siembras”, se lee en el texto.
En las nuevas huertas cultivaban repollo, lechuga, cebolla, perejil, cilantro, rábanos, coles, acelgas, tomates, cebollas en rama, pepino, acelgas, coliflor, apio, zanahoria, repollo y hasta berenjenas.
Finalmente, en el año de 1972 se abrió por primera vez el Consulado de la República China de Barranquilla, en cabeza del cónsul Chou Cheng Chu.
Asia a un bocado
Jardines de Confucio es uno de los restaurantes más representativos de comida china en la ciudad. A lo largo de sus 43 años, han probado de su cocina personajes tales como Shakira, Jairo Camargo, Moisés Angulo, Iván Ovalle, Checo Acosta y Juan Sebastián Aragón.
Jaime Pedraza Morris, uno de los primeros funcionarios del restaurante, relató que los fundadores son la familia Wong, “quienes al llegar a Barranquilla montaron el primer supermercado en la ciudad. Desafortunadamente sufrió de un incendio y solo quedó la caja registradora”. También rememoró que años más tarde, en 1981, inauguraron Jardines de Confucio.
Sin embargo, antes de la familia Wong, existió en 1935 el restaurante Chop-Suey, uno de los primeros establecimientos en imponer los arroces y platos favoritos de la tradición china.
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