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Inés López Jiménez dedica cada domingo en la mañana para hacer la compra semanal de comida. Aunque vive en el norte de la ciudad, prefiere bajar hasta en el mercado para adquirir los productos de primera necesidad, condimentos, entre otros víveres. Ella considera que allí estos se consiguen a mejor precio y conservan la calidad. Además, siente que le permite vivir la experiencia de comprar como lo hacía su abuela en su juventud, al granel.

Los mercados siguen siendo espacios de preferencia de muchos para adquirir alimentos y productos para el hogar. En esto se basa el plan del gerente de Desarrollo de Ciudad, Jaime Pumarejo, que busca convertir los mercados de la ciudad en destinos gastronómicos, comerciales y turísticos.

Esto se logrará al poner en marcha una serie de arreglos en los sistemas eléctricos en las subestaciones, reparación de pisos y techos, mejoramiento de servicio de agua y alcantarillado, seguridad y vigilancia, iluminación, entre otros.

En sintonía con el objetivo de reivindicar estos espacios se encuentran algunas empresas que han encontrado una forma diferente de acercar estos lugares a los barranquilleros y, además, han innovado la manera de comprar a granel.

Los productos de Algramo están disponibles en tiendas de barrio, como en esta, del barrio San Isidro.

De cualquier manera, las compañías con presencia en Barranquilla, como La Magola y Algramo están siguiendo una misma tendencia que incluye: disminuir los canales de distribución para que las personas compren a un mejor precio, reducir el uso de bolsas plásticas que terminan contaminando los mares y aminorar los desperdicios de comida.

Por ejemplo, La Magola, un nuevo mercado gourmet que recién abrió sus puertas en Barranquilla, vende diferentes productos al granel, desde los más sencillos, como el ajo en polvo, hasta otros más exclusivos, como la sal marina de Hawái con vinagre balsámico orgánico.

Según cuenta Diego Rojas, propietario del local, el nombre surge de una remembranza de los mercados viejos de Barranquilla que lleva el mismo nombre, y que fue uno de los primeros donde empezaron a llegar productos nacionales e internacionales. 'Este fue el primer mercado de especias que había en la ciudad. La Magola no está bautizado como tal, pero fue el nombre popular que le fue dando la gente', relató Rojas.

También explica que la propuesta de comenzar a vender al granel y de recuperar tradiciones es una tendencia global en la que también se le apuesta a la reducción del plástico y de desperdicios de alimentos. 'La ventaja de comprar al granel es que compras lo que vas necesitando y envasas cuando estás en casa en frascos de vidrios o de pasta', dice.

Esto mismo lo realiza Algramo, un emprendimiento social que nació en Chile, pero que llegó a Colombia desde el año pasado. Ofrece, desde las tiendas de barrio, granos y cereales como el arroz, la zaragoza, las entejas y el azúcar en frascos plásticos retornables.

La dinámica de esta empresa –reconocida en la pasada feria CityTech– es similar a la compra de una gaseosa. Las personas compran 500 gramos del producto envasado en el frasco. Cuando este se acaba, la persona se debe acercar a la tienda a cambiarlo por uno nuevo, esta vez solo pagando el precio del insumo y no del frasco.

De esta manera, Algramo, al igual que La Magola, cuyas bolsas para transportar el producto a casa son hechas de papel, busca reducir la huella de contaminación y empezar a construir la cultura de comportamientos amigables con el medio ambiente.

Lucía Hernández, copropietaria de La Magola, sostiene que la idea de este negocio hace parte de un principio de economía solidaria, que permite que las personas puedan acceder a diferentes tipos de cocinas sin tener que invertir mucho dinero. 'Puedes comprar el poquito de condimento o ingrediente que necesites para experimentar nuevos sabores. Si no te gusta, no se tiene que quedar en la alacena de la casa por siete meses hasta que se dañe', cuenta.

Los dueños de La Magola explican que la propuesta también incluye apoyar a distribuidores independientes. Por ejemplo, las granolas que se venden en el local son hechas artesanalmente por jóvenes, mientras que las pimientas son de personas que están dejando los cultivos ilícitos.

Por su parte, Algramo le apuesta a ofrecer un modelo de negocio rentable para los tenderos, y para las familias de estratos bajos y medio, un producto más económico e higiénico. 'Es más práctico para el tendero ofrecer el producto en el frasco. Las personas hoy pueden encontrar un producto que no ha tenido contacto con roedores y que conserva su calidad', explicó el gerente nacional de Algramo, Carlos Jaramillo.

La empresa busca eliminar el exceso de intermediarios para que las personas puedan adquirir los productos de primera necesidad a un precio asequible. 'Queremos que las familias puedan comprar sus productos de una manera más justa y eficiente', aseguró Jaramillo.

Algramo también tiene un formato de autoservicio. Se trata de una máquina dispensadora, así como las que ofrecen galletas, jugos o café, donde las personas ingresan el dinero que deseen y reciben la cantidad de producto equivalente al precio. Se utilizan los mismos frascos plásticos de la venta al detal para guardar el alimento.

Sin embargo, estas máquinas dispensadoras todavía no han llegado a Colombia. Según al gerente de la empresa, estas llegarán a Barranquilla a mediados del segundo semestre del año. 'Estas generan una ayuda tecnológica a las tiendas y ellas así podrán competir con las grandes superficies', explicó Jaramillo.

Las dos empresas basan su oferta en cuidar el bolsillo, reducir los desperdicios de alimentos y preservar el medio ambiente con la no utilización de bolsas plásticas. Pero lo cierto es que el rasgo que más sobresale en ambas es el de acerca a los barranquilleros al mercado y a la tradicional forma de comprar al granel.

Ruta p’al mercado: Recorrido por estos espacios de Barranquilla

En el marco de Sabor Barranquilla, el colectivo Todomono organiza, desde hace tres años, la ‘Ruta p’al mercado’, un recorrido por los mercados de la ciudad que se realiza un sábado antes de la feria gastronómica que busca revitalizar estos espacios. Durante la ruta, el guía es el chef sincelejano Álex Quessep, quien a través del recorrido narra parte de la historia arquitectónica del mercado, además de señalar productos que únicamente se pueden encontrar allí. Lo acompaña un Vigía del Patrimonio de la ciudad.