Compartir:

'La infidelidad es un asunto subjetivo y creo que las mujeres poseemos la habilidad de tener aventuras ‘prohibidas’ sin mezclar los sentimientos con el deseo. Viéndolo desde ese punto, yo no estaría traicionando a mi pareja porque mis sentimientos solo van hacia él', asegura una diseñadora de modas de 23 años, quien prefirió no dar su nombre.

Así como ella, la mayoría de mujeres no siente remordimiento al ser infieles a sus parejas, según el informe The Global Sex Survey 2015, realizado por psicólogos y sexólogos estadounidenses, donde se establece que solo el 7,2% de las féminas sienten culpa cuando cometen una traición de pareja.

Con base en esta afirmación la psicóloga de familia Luz María Palis explica que 'cuando una mujer no siente absolutamente nada al ser infiel, es porque la relación con su pareja es nula y está a punto de terminar. De esta manera ninguna mujer va a sentir remordimiento, porque su traición es producto de una mala experiencia en pareja'.

Según el estudio, a diferencia del género femenino, hay una mayor cantidad de hombres (19,4%), a los que les cuesta vivir con el reproche interno luego de traicionar a su cónyuge.

Factores influyentes. Uno de los hallazgos de la investigación fue que la falta de sexo en una relación es el factor más importante por el que los hombres en un 55,5% y las mujeres en un 37,2%, eligen ser infieles. 'Creo que alejarse de la monotonía es muy importante en un matrimonio, porque ella lleva a las infidelidades. Siempre hay que ser novios y a la vez amantes', asegura Johana Jaimes de 28 años, quien lleva cinco viviendo en unión libre.

Otro aspecto que influye en la búsqueda de un amante es la frecuencia con la que la pareja ve pornografía o utiliza juguetes sexuales, ya que afectan el deseo cuando están en casa, dice el informe. Señala que las mujeres en un 82,2% son 75 veces más propensas a usar juguetes sexuales para su propia gratificación. Los hombres, por su parte, aceptan esta alternativa en un 11,4%.

Néstor Jimeno, quien lleva casado 17 años, asegura que en la mayoría de los casos ha sabido manejar esas situaciones donde pueden presentarse traiciones de pareja, 'pero cuando la mujer es infiel es porque no está bien con su actual pareja y siente atracción por otras experiencias y personas. Por lo tanto traiciona a conciencia y no le genera remordimiento alguno'.

Sobre el testimonio de Jimeno, la psicóloga Palis toma una posición contraria e indica que 'todas las personas sienten remordimiento por cualquier acción inadecuada que cometan'. Además, plantea un ejemplo de la vida cotidiana: 'Cuando estamos en una dieta y pecamos comiéndonos solo un dulcecito nos da remordimiento y nos sentimos mal. Entonces, es imposible que alguna persona no sienta culpa al cometer un acto indebido', reitera la especialista.

Falta de comunicación. El tercer factor que influye al momento de ser infieles es la comunicación, afirman los científicos estadounidenses. Lo que indica que la falta de buena interacción verbal-conyugal es la base de todo conflicto interno en el matrimonio.

La diseñadora contradice este hallazgo. 'En mis relaciones –asegura– he tenido buena comunicación con mi pareja, nunca he tenido problemas de ese tipo. Para mí la comunicación no influye en ser infieles, lo que lo condiciona es el deseo'.

En contraposición a lo que dice la joven creadora, Palis manifiesta que 'los cánceres en el matrimonio inician por la incomunicación, por no hablar las cosas a tiempo y por mantenerse orgulloso y egoístas frente a su pareja'. Agrega que la infidelidad femenina puede generarse también por 'una cultura machista que quiere solo recibir y no entregar nada a cambio, que no escucha los deseos de su pareja y de ahí puede nacer la necesidad de la mujer de buscar una alternativa por no sentirse correspondida ni complementada', enfatiza la psicóloga.

Infidelidad femenina

Según el informe estadounidense, es el actuar inadecuado de una mujer al traicionar la confianza que ha recibido de alguien o algo. Una persona infiel, en ocasiones no es capaz de asumir con responsabilidad un compromiso y se le dificulta desarrollar planes con precisión. En el caso conyugal, supone la vulneración del acuerdo de exclusividad creado de forma implícita, del proyecto de vida compartido y del ideal social sobre cómo debe actuar una ‘mujer comprometida’.