Por estos días, como ella misma lo dice, anda escondida. Aunque estarlo en Cartagena parece una tarea difícil. Ella, con once años en la ciudad, no es un ser anónimo. 'Por el Centro la gente, los vendedores ambulantes, me gritan: ‘ahí va la Chaplin; buena vieja Chaplin; va p’a esa, Chaplin'. Y ella sonríe como apenada de tanta popularidad.
Jane Chaplin es la hija del gran cineasta mundial Charles Chaplin, a la que una vez le hablaron de Cartagena de Indias y apenas había bajado tres escalones del avión cuando se dijo a sí misma: 'Aquí voy a vivir el resto de mi vida'.
Tiene varias semanas de 'estar escondida' porque anda en un trance trascendental de creación, que el mundo conocerá dentro de poco y al que EL HERALDO tuvo acceso en primicia: Jane trabaja en la adaptación del último guión que su padre Charles escribió y que se convertirá en una película. Se filmará en Colombia y en Inglaterra.
La parte de Colombia se grabará en un lugar selvático. Lo más probable es que sea en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Jane vive en el núcleo turístico de Bocagrande. Viste sin mayores pretensiones. Más bien parece una mochilera contenta, de ojos azules y una figura menuda, que la hace pasar desapercibida.
Su rutina por estos días es sencilla. En la mañana se encierra en su apartamento a transcribir al computador lo que a mano creó en la tarde anterior. A las 2:00 p.m., cuando el sol calienta, se va a tomar un café en una de las tiendas de Juan Valdez en la zona turística y sola saca su libreta azul en la que escribe en inglés.
Está adaptada al ruido que la rodea. No le perturban sus ideas, sus pensamientos, los rugidos de los motores de los buses; los pitos de las motos; la gritería de los negros que venden gafas y que parece que estuvieran peleando en la esquina, cuando lo que hacen es hablar de los pormenores de la última fiesta.
La película, adaptada del guión inédito de su padre, es una historia de amor extraño, que, por cierto, llevará el nombre en inglés The Freak, que, según Chaplin, traduce justamente como 'el raro'.
'Se trata de la historia de una mujer, medio humana y medio ave, que, volando, cae en casa de un científico y de allí surge un amor extraño', dice.
Cuenta que, además de esta película basada en un guión de su padre, muerto en diciembre de 1997, escribe un guión suyo basado en una historia de la vida real ocurrida en esta ciudad y con un alto contenido social.
'Es una historia fuerte, estremecedora, que está lista, sólo le estoy haciendo las correcciones del caso', explica.
La decisión de llevar a la pantalla el último guión de su padre 'no fue fácil', asegura. Su familia le autorizó, tras pensarlo un cierto tiempo. Después vino lo peor para Jane. Tener frente de sus ojos, en su escritorio, el peso de ese gran hombre del cine y de la humanidad entera, Charles Chaplin.
Se decía a sí misma que era una gran responsabilidad, porque cuando el mundo viera lo que la hija de Chaplin hizo de lo que dejó ese genio, iban a surgir muchos comentarios. 'Yo sé que muchos quieren interpretar a mi padre', dijo en su español enredado, pero entendible.
Un día cerró lo ojo y se dedicó a trabajar, sin dejarse vencer por el fantasma de su padre que le daba vueltas por su habitación.
'La primera vez tenía mucho pánico pensando: ‘¡Dios, mío, voy a escribir sobre esto de mi padre! Pero después me dije: ‘No es el fin del mundo, yo puedo hacer esta adaptación', dijo. Y ya un lleva un mes en ello.
El rodaje de la película es en febrero del próximo año (2015) y será lanzada y comercializada en EEUU. Será un acontecimiento, dijo. El director no lo tiene definido, pero habló de que será una persona muy sensible, 'que interprete a mi padre'.
Jane ya ha escrito otras películas y libros. Su vena literaria le viene de su abuelo materno Eugene Gladstone O’neill (1888-1953), quien fue Premio Nobel de Literatura y Premio Pulitzer, en EEUU.
Esta hija de Chaplin ‘cartagenizada’, quien vive escondida, pero feliz; que fuma despiadadamente; que sonríe al ritmo de sus profundos ojos azules; se ve dos películas cada noche en su casa; se entrega a las noches de bohemias de Cartagena y escribe a mano en la ciudad a la que todos le decían que estaba loca si se venía a vivir en ella y en donde, no tiene que decirlo, es la mujer más feliz del mundo.