El sábado 21 de marzo, día en que murió baleado por un delincuente, no era la primera vez que el sacerdote Fernando Meza Luna se enfrentaba a atracadores que pretendían robarle.
Miriam Lambraño, a cargo de las labores administrativas de la casa cural del barrio Versalles, en el norte de Sincelejo, donde Meza era el párroco, asegura que pese al carácter amable y cordial de ‘Mene’ como lo llamaban en su natal Sincé, tenía un temperamento fuerte. 'Él sacaba su carácter; incluso, si lo iban a robar, él no se dejaba, porque lo ofuscaba mucho la violencia', coinciden algunos feligreses que prefieren mantener su identidad en reserva.
Recuerdan que el sacerdote se enfrentó en dos oportunidades a delincuentes que intentaron robarle su celular. 'En las homilías, él decía que no permitieran esas injusticias, que no había que apoyar la delincuencia', relatan algunos vecinos del sector.
Estaba tranquilo
En la misa de las siete de la noche, dos horas antes de ser asesinado por el delincuente que se le llevó el maletín en el que cargaba la Biblia, se mostraba tranquilo, como siempre ocurría en sus oficios religiosos.
Ese día, el padre celebraba además una liturgia por los 15 años de una de las jovencitas de la cuadra.
Mucho antes de la misa, había hablado con la patrulla del cuadrante. El comandante de la Policía en Sucre, coronel Óscar López, sostiene que esa tarde el sacerdote habló de generalidades del barrio. 'Él siempre permanecía en constante comunicación con la institución armada', dice.
A las nueve de la noche, después de la misa y de charlar con sus feligreses sobre los preparativos de la Semana Santa, el sacerdote emprendió el regreso a la casa cural. De pronto, un delincuente le salió el paso para robarle sus pertenencias.
'¡Yo te conozco!', le gritó el párroco al delincuente, que de inmediato, le descargó el arma de fuego en dos oportunidades, tal como lo narran algunos testigos, los mismos que lo trasladaron a la clínica Santa María, adonde llegó sin signos vitales.
Por este hecho, la Gobernación de Sucre, la Alcaldía de Sincelejo y la Policía ofrecen una recompensa de 50 millones de pesos.
Contra la violencia
El presbítero Adalberto Sierra Severiche, a quien Meza reconocía como su padre en los caminos del sacerdocio, lo califica como un hombre 'corajudo y valiente'.
Agrega que el padre era un hombre muy radical. 'En lo que se refería a la complicidad en todas estas formas de violencia que hay en la sociedad, era muy tajante, en realidad, estaba de acuerdo en que los ciudadanos teníamos que reaccionar, que no podíamos ser pasivos frente a esta situación de descomposición y de violencia. Decía que por miedo no era que debíamos hacernos cómplices de tanta injusticia'.
El viernes, en su visita a Sincelejo, el nuncio apostólico Ettore Balestrero, pidió orar por los asesinos del sacerdote, pero al mismo tiempo pidió que se entregaran a las autoridades porque 'hay que reparar lo que uno hace'.
El asesinato del párroco del barrio Versalles es el tercero ocurrido en 28 años en Sucre.
Otros dos asesinados
El primero ocurrió el lunes 25 de mayo de 1987 a las 10:30 de la mañana en Sincé, en donde fue acribillado el padre Bernardo López Arroyave, oriundo de Antioquia.
Los hechos ocurrieron cuando López regresaba a la casa cural luego de oficiar la misa de una ciudadana que había muerto el día anterior.
Los sicarios, que le propinaron tres disparos mortales, estuvieron a punto de ser linchados por la comunidad. Fueron condenados a ocho años y trasladados a una cárcel de Antioquia.
El otro crimen fue perpetrado contra el sacerdote José Luis Cárdenas Fernández, de 31 años, nacido en Ovejas.
El caso ocurrió en el municipio de Chalán, en los Montes de María, el 17 de octubre de 2002 a las seis de la mañana cuando el párroco se dirigía a la casa cural y fue interceptados por dos guerrilleros que se identificaron como miembros de las Farc.
Meses después, las autoridades comprobaron que al padre lo asesinaron por haber frustrado un atentado con explosivos que iba dirigido a la Infantería de Marina.