Compartir:

Muchas veces, el día para Mauricio* no aclaraba como el sol al amanecer. 'El gris de las nubes lo sentía dentro de mí, todavía me cuesta recordarlo porque no lograba entender por qué me sentía así, respiraba por inercia, todas las situaciones me afectaban más de lo normal y no supe desde qué momento empezó a suceder', recuerda el joven barranquillero.

Lo pensó en múltiples ocasiones y no se atrevió. 'Yo no sé si tomar la decisión de acabar con tu vida es cuestión de valentía o de cobardía, en esos momentos yo no pensaba con claridad'.

Finalmente Mauricio* lo intentó y gracias a una oportuna reacción de su mamá hoy puede contar la historia. Estuvo inconsciente por varias horas en una clínica en el norte de la ciudad y al despertar, sintió que Dios le dio una nueva oportunidad.

'Toqué fondo y cuando desperté en esa clínica lo hice completamente. Sentí que me abrieron los ojos y me dijeron –¿Qué estás haciendo?– la depresión me jugó en contra, no había asistido constantemente a terapia psicológica y cuando pensaba en psiquiatría me daba miedo, porque iban a pensar que estaba loco. A raíz de esto acepté la ayuda profesional y puedo decir que logré salir de un abismo al que no le veía solución, todavía asisto a terapia luego de más de dos años de aquel suceso. Atentar contra la vida no es una salida, creo que existen muchas razones para vivir, jamás lo volvería a hacer. También recomiendo buscar ayuda profesional no tiene nada de malo, no estás loco, no está mal', sostiene.

Le puede interesar: La nota del folclor caribe que suena en los Latin Grammy