
Construir y retribuir, los retos que inspiran a Ricardo De Castro
Este barranquillero recibió recientemente un reconocimiento por un proyecto arquitectónicos amigable con el medio ambiente. Habló sobre avances de la ciudad.
La arquitectura sostenible se concibe en nuestros días como el arte de diseñar, proyectar y construir edificios que impacten de la menor manera posible al medio ambiente y que le retribuyan al planeta, de alguna forma, el hecho de brindarles posada.
Esta tendencia moderna, que busca contribuir en la lucha contra el cambio climático, tiene un representante nacido en tierras barranquilleras.
Ricardo De Castro Rosales, egresado en Arquitectura de la Universidad de Catalunya en Barcelona (España), es un visionario que plasma su esencia en todos los diseños que desarrolla, los cuales han sido galardonados por importantes organizaciones a nivel mundial.
Este arquitecto de 44 años, quien cuenta con un máster en Diseño Industrial y Diseño de Interiores de la Scuola Politécnica di Design de Milán, recientemente fue reconocido con el premio de bronce en la categoría de Arquitectura, Edificios y Estructuras 2021 – 2022 del Design Award & Competition, en el que participan 114 países.
En este un concurso internacional, creado para concienciar sobre las buenas prácticas y principios del diseño, Ricardo logró destacarse gracias a su proyecto ‘La Cima’, el cual es un producto de lo que él desea reflejar en su trabajo.
“Nos encontramos muy contentos porque sabemos que esto reconfirma el buen trabajo que estamos haciendo desde nuestra oficina y estamos convencidos que cada proyecto que vamos sacando supera al anterior. Eso nos da mucha alegría”, manifiesta con entusiasmo.
El proyecto ‘La Cima’ se trata de una vivienda de 340 metros cuadrados ubicada en la Sierra Nevada de Santa Marta, a una altura de 1800 msnm. Esta se encuentra orientada a 65 grados hacia el oeste con visual directa a la ciudad de Santa Marta y El Rodadero.
“La Cima está inspirada en la naturaleza del entorno. Desde que conocí la Sierra Nevada me enamoré de esas montañas, a pesar de lo mucho que amo el mar. A todo el mundo le recomiendo que se dé la oportunidad de conocer ese lugar, porque no tiene comparación”, dice.
El sistema estructural de ‘La Cima’ está compuesto por perfiles PVC y concreto, elementos que cumplen con procesos de fabricación sostenibles ya que son productos 100% reciclables y con mínimos índices de huella ambiental durante su fabricación.
“Nosotros caminamos bastante para buscar un lote en el que no afectáramos la naturaleza. Asimismo, se buscó reducir el impacto al momento de escoger el tipo de materiales con los cuales íbamos a trabajar y que su lugar de procedencia fuera lo más cercano posible”, sostiene.
En este diseño, además, se tuvieron en cuenta fenómenos naturales como el efecto invernadero y el efecto Venturi para minimizar el consumo de energía producida por los paneles solares y garantizar así el uso de energías renovables.
Estos aspectos le permitieron destacarse al tratarse de un espacio en total armonía con el entorno natural.
“Todos hacemos negocios porque queremos ganar dinero, pero debemos estar conscientes que nuestro trabajo debe hacer un aporte, el cual deje cosas buenas a la mayor cantidad de individuos que se puedan. Eso lo planteamos en el respeto que tenemos hacia el planeta a través de nuestros diseños”, agrega el profesional de la arquitectura.
Norman Foster dijo hace un tiempo que la arquitectura es una expresión de valores y es la forma en la que se refleja nuestra forma de vivir. Esta premisa describe la labor de Ricardo De Castro.
El arquitecto asegura que, a pesar de haber estado por mucho tiempo fuera del país, se identifica como barranquillero y cuando tuvo la oportunidad de darle algo su ciudad, pensó en un proyecto que tratara las aguas residuales de las lluvias, las cuales terminan en el río y luego llegan al mar.
“Desde pequeño me gustaba pescar con mi padre. Con el paso de los años, luego de irme y volver a la ciudad constantemente, me pude dar cuenta que la pesca se estaba viendo afectada por la condición de nuestros cuerpos acuáticos y esto afecta a todo el ecosistema”, cuenta De Castro.
Ese interés particular por el cuidado del agua fue la inspiración para el diseño de ‘El Marquise’, monumento que busca hacer una contribución ecológica, económica y social, el cual recibió una mención honorífica en el concurso ‘Ventana Al Mundo’ organizado por la empresa Tecnoglass con la Alcaldía de Barranquilla.
“Este monumento contiene en su interior unos tanques por los cuales recorre el agua y se filtra el líquido. Lo que se busca es quitar los sólidos más grandes e incluso aceites”, explica.
Este proyecto emplea una tecnología llamada “laberinto de flujo vertical”. Esta funciona como un reactor biológico que, mediante un proceso de flujo continuo de lodos activados, elimina las impurezas orgánicas y produce la clarificación del agua y, simultáneamente, gran parte de este recurso cubre el mantenimiento y la operación de los espacios tanto públicos como internos del edificio.
Además, con este proceso se consigue un líquido cuya contaminación es reducida, el cual se puede verter en el río Magdalena o se puede usar para riego.
Ricardo De Castro, quien cuenta con una vasta experiencia en su profesión y es un referente en el diseño arquitectónico, concluye diciendo que Barranquilla avanza bien de cara a la importancia de implementar la arquitectura sostenible.
“La ciudad ha cambiado mucho y afortunadamente se están pensando y planeando las cosas como deben ser. Nosotros los arquitectos somos los primeros que debemos informarnos de todas las nuevas tecnologías que le puedan hacer bien a nuestros ecosistemas”, puntualiza el arquitecto De Castro.
El arquitecto Ricardo De Castro también se refirió al tipo de materiales que utiliza para desarrollar sus proyectos, que se destacan por una baja huella ecológica y, por ende, ser amigables con el medio ambiente.
Explicó que el PVC y el aluminio son los elementos que más se usan en la perfilería, pero el PVC tiene unas características que lo hacen mejor opción.
“Si yo tengo una casa en la Sierra Nevada, lo ideal es que los materiales necesiten el menor mantenimiento posible, porque de lo contrario no se estaría siendo elocuente con el discurso de reducir la huella ecológica”, sostiene el experto.