Sociedad

Cinco mujeres con talento transformador

EL HERALDO presenta la historia de cinco personas que han impactado las cinco localidades de la ciudad como líderes, docentes y gestoras con bienestar social.

“No necesitamos magia para cambiar el mundo, tenemos todo lo necesario en nuestro interior”, dijo una vez la escritora británica  Joanne Rowling, una premisa que refleja la historia de cinco mujeres barranquilleras que encontraron en sí mismas las mejores herramientas para generar un cambio social.

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En cada localidad de la ciudad se siente el impacto de su gestión. Allí, desde sus comunidades emprenden acciones que a través de sus talentos son capaces de transformar la cotidianidad de sus habitantes.
Es así como la docente Yomaira Carillo ha logrado construir sociedad gracias a la creación del Centro Educativo Milagro de Abril, ubicado en el barrio 7 de Abril.

Yanet Lara es una lideresa social que desde el barrio Villas de San Pablo atiende a adultos mayores a través de su comedor comunitario. 

Desde el barrio Las Nieves, Johanna De La Hoz es una Trabajadora Social que vela por el bienestar de su comunidad a través de diversas acciones, así como también influencia con sello educativo.

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Con el mismo poder transformador de Ana Cotes, líder cultural de Barrio Abajo, creadora del proyecto social  ‘Barrio Abajo con Ana’, el cual que incentiva el turismo local

La conservación del medioambiente es la huella de ‘Nana’ Garcés desde el barrio La Playa desempeñándose como educadora y gestora en esta área.

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El ‘Milagro’ educativo que Yomaira gestó en 7 de Abril
Yomaira Carillo, docente barranquillera que fundó hace 18 años el Centro Educativo Milagro de Abril ubicado en el sur de la ciudad. Orlando Amador

Hace 18 años, un milagro estaba surgiendo en 7 de abril, uno de los barrios con mayor zozobra en el sur de la ciudad. En medio su vulnerabilidad, su comunidad fue testigo de una acción que actualmente construye sociedad.

La educación como arma transformadora no ha dejado de ser la impronta de Yomaira Carrillo, una docente que pudo convertir cuatro casas en lo que hoy se conoce como Centro Educativo Milagro de Abril. Desde el 2005, más de 180 niños han logrado formarse a través de una labor que se gestó a pulso.

Allí asisten niños desde preescolar hasta quinto de primaria no solo a recibir clases, en sus instalaciones también cuentan con alimentación, acompañamiento psicológico, actividades lúdicas y espacios para su esparcimiento.

“Empezamos a soñar de la mano de la Fundación Apoyo Solidario con la cual gestionamos para conseguir recursos económicos. Es una bendición que esto se haya materializado”.

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Esta obra cobra fuerza cuando Yomaira ve la sonrisa y el brillo de sus estudiantes, cuando el timbre del recreo convierte la institución en una fiesta infantil, cuando los tableros quedan manchados con la tinta del aprendizaje y cuando nota en ellos el deseo de modificar su entorno social.

“Esto se trata de aprovechar las oportunidades, no importa en qué estrato nos ubiquemos. Por eso siempre tratamos de hacer un trabajo integral para que conozcan las realidades de su entorno y vean lo perjudicial que pueden ser muchas cosas”.

En este andar, Yomaira ha sido testigo de actuaciones deplorables, por lo que en varias ocasiones ha tenido que denunciar casos de abuso sexual y a expendedores de drogas.

“Trabajamos siempre de la mano con sus padres para poder transformar esta realidad. Tenemos también muchas historias maravillosas de egresados que hoy son profesionales y también donan para que esto siga adelante”.

Con el objetivo de que sus estudiantes obtengan la mejor calidad educativa, Yomaira logró que el programa Kumón, método japonés de enseñanza de las matemáticas llegara de manera gratuita a este sector de la ciudad. 

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Allí, se capacitan alrededor de 60 estudiantes para recibir esta metodología que aumenta sus competencias competitivas.

“Este fue otro milagro de Dios. Los niños salen de aquí y en bachillerato demuestran su habilidades en Matemáticas”.

Una vocación de servicio que en ella no quiere desaparecer. Desde pequeña, Yomaira sabía cuáles eran sus propósitos y anhelos. Jugar a la maestra era su mejor diversión, la tiza, su mejor instrumento hasta que logró hacerlo realidad y hoy es testigo de cómo más de 100 niños corren en el patio de lo que años atrás eran tan solo unas casas.

“Yo amo enseñar, esas es mi vida y que me paguen por hacerlo es maravilloso, me siento realizada. A mí las vacaciones me dan muy duro porque yo tengo que estar rodeada de mis niños, escuchar sus bullicios, verlos aprender es lo que me da felicidad y me motiva”.

Para sumarse a esta obra social, pueden contactarse al número 3135120861.

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Alimentos para el alma desde Villas de San Pablo
En el comedor también juegan y comparten entre ellos. Orlando Amador

A lo largo y ancho de la ciudad de Barranquilla, diferentes mujeres trabajan día a día por brindarles espacios de convivencia, recreación, alimentación y demás, a las poblaciones de sus barrios.

Una de ellas es Yanet Lara, una lideresa del barrio Villas de San Pablo. La mujer de 53 años ideó un proyecto de un comedor social, ubicado en la Carrera 27C No. 143-21 en el que atiende a más de 128 adultos mayores, brindándoles un almuerzo cada 20 días.

La terraza de su casa se ha convertido en el espacio en el que estas personas se reúnen para recibir el almuerzo que Yanet prepara. Aunque por las dimensiones del lugar, sus vecinos hacen lo propio para que todos puedan sentarse.

“Inicié con 60 adultos y hoy tengo 128 adultos con edades que oscilan entre 60 a 87 años. El propósito de este proyecto es la necesidad de darles un alimento que es vital para el ser  humano”, explicó la mujer.

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Asimismo, indicó que formalmente el Comedor Yanet Lara abrió sus puertas el 3 de septiembre de 2022.

“Me tomé el trabajo de fomentar estas ayudas de darles una hayaca cada mes, luego pasó a ser un pastel y después ya pasó a ser un almuerzo completo. En la actualidad lo hago cada 20 días y el objetivo es que pase de ser cada 20 días, 15 días, 8 días, tres veces a la semana y por qué no, una vez al día”.

Finalmente, con el objetivo de poder seguir desarrollando su actividad social, Yanet Lara ha dispuesto la cuenta de Nequi y Daviplata número 3016864419 para recibir el apoyo de la comunidad que desee ser partícipe. Asimismo, su número de teléfono es 3162118163.

Otro de los proyectos que tienen pensado desarrollar es la publicación de un libro llamado ‘Historias sin tiempo’, en el que cada uno de los beneficiarios de este proyecto pueda contar alguna historia o anécdota de su vida. “Cada uno de ellos tiene algo que contarle al mundo”, indicó la líder del proyecto.

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Nana Garcés y la Ecotropa que protege Mallorquín
Nana Garcés (centro) trabaja por la Ciénaga de Mallorquín.

Como parte de una propuesta que busca reconciliar la relación de los seres humanos con su entorno natural, Johana Garcés, mejor conocida como ‘Nana’, ha desarrollado un modelo de Educación Ambiental que hasta la fecha ha impactado a más de 5.000 personas del departamento del Atlántico.

Hacia el año 2010 ‘Nana’ pone en marcha su proyecto en el barrio Modelo. Aprovechando su carisma y la gracia que tenía con sus vecinos, ‘Nana’ reunía semanalmente a un grupo de niños los cuales eran formados en Educación Ambiental y tenían como tarea liderar un proyecto de reciclaje en el parque.

“Con el tiempo se fueron sumando niños de otros barrios cercanos, y cada vez el alcance era mayor, y recuerdo gratamente que ese primer año celebramos la novena en el parque con un árbol que habíamos construido con botellas recicladas”.

Con el tiempo el grupo tomó un nombre, la ‘Ecotropa’, con este los niños y adultos desarrollaron un sentido de pertenencia propio que buscaba crear una comunidad mucho más reflexiva en su relación con el entorno.

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“Hubo un momento en el que elevamos tanto la conciencia de la comunidad que los adultos estaban muy prevenidos de no contaminar el parque porque los niños estaban pendientes y los podían regañar”. 

Trece años después, ‘Nana’ se vio obligada a consolidar su iniciativa a la cual llamó ‘Grupo Cohesión’, con la cual ejecuta proyectos para la conservación y recuperación del entorno.

Actualmente, las actividades se llevan a cabo en la Ciénaga de Mallorquín con educación y acción comunitaria ambiental. 

Entre los recuerdos que tiene de su niñez, ‘Nana’ resalta uno en particular, la imagen de su madre conviviendo en el patio de la casa con las plantas mientras las regaba y les hablaba con el propósito de estimular su crecimiento. De ahí, su interés por crear una conciencia colectiva del Planeta.

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Johanna y una influencia con sello esperanzador
Johanna De la Hoz influencia con un sello social y educativo. Luis Rodríguez Lezama

Dejar huellas positivas en su comunidad a través de cada acción es siempre su meta. A sus 37 años, Johanna De la Hoz, se convirtió en otra usuaria más de las redes sociales. Allí percibió un ‘mundo irreal’, en el que las vidas parecen perfectas y las relaciones personales se tornan más tensas.

Desempeñándose en distintas áreas, Johanna decidió adentrarse en las historias cotidianas que hoy en día se cuentan en estas plataformas a través de personajes. Con la compañía de un influenciador, interpreta a la ‘Niña Ceci’ con un propósito educativo y el cual invita a la reflexión social. 

“Me gusta hacer olvidar a la gente así sea por un momento de las preocupaciones que nos acompañan en el andar de la vida y dejar una enseñanza sobretodo a los niños”.

La población infantil es su motor y es por ello que desde el barrio Las Nieves, ubicado en el suroriente de la ciudad siempre demuestra preocupación por el bienestar de su comunidad y de todas aquellas que requieran una mano solidaria.

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Como Trabajadora Social, integra la Fundación Granitos con Amor en la que benefician a niños y niñas en condición de vulnerabilidad. “Me gusta todo lo que tiene que ver con el bienestar social. Amo a los niños, pero también he trabajado con adultos mayores y soy de esas personas que si le toca ponerse nariz de payaso para sacarle una sonrisa a alguien, lo hago”.

Y así lo ha reflejado en su desempeño también como Administradora de Empresas y Magíster en Educación, sector en el que ha ayudado a sus estudiantes a controlar sus emociones.

Poner la primera semilla de una fundación en la ciudad es el mayor sueño que ahora vive Johanna. Desea poner en marcha un proyecto que pueda beneficiar no solo al barrio Las Nieves, sino a toda Barranquilla. “Quiero ver a la gente cumplir sus sueños y sé que con ello pueden mejorar su calidad de vida”.

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El liderazgo cultural de Ana Cotes en Barrio Abajo
Ana Cotes, barranquillera, promotora cultural. Cortesía

El liderazgo y activismo cultural que realiza Ana Cotes Pedroza ha impactado la vida de decenas de extranjeros que llegan a Barranquilla en busca de la magia y esencia que la cultura Caribe.

Cotes, como ella misma dice, es “una terca que le encanta encontrar solución a los baches que logra detectar”. 

El haber vivido los primeros veintitrés años de su vida en una casa ubicada en el corazón de Barrio Abajo, ha sido el pretexto más oportuno para liderar su proyecto que busca resaltar la cultura “barriobajera”.

Luego de vivir diez años en el vecino país de Venezuela, y dos años entre Medellín y MéxicoCotes decidió regresar a Colombia en busca de mejorar su calidad de vida y al llegar a Barranquilla comenzó a ver su barrio con ojos de turistas.

De ahí nació Barrio Abajo con Ana, un proyecto social que incentiva el turismo local y en el que Ana se volvió una experta recopilando datos, curiosidades y lugares llamativos de la comunidad para darlos a conocer entre los asistentes extranjeros.

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“Barrio Abajo es la narración viva del Caribe colombiano. Yo viajo a través de las personas, con el proyecto tuve una familia local y estaba asustada porque eran de aquí y para mi sorpresa se maravillaron de todo lo que tenía el barrio como cualquier persona extranjera.

Poco a poco, Ana le apuesta a  transformar su propia vida y la de las personas que hacen parte del proyecto de manera directa e indirecta. 

La capacidad de gestionar, liderar, y promover culturalmente el barrio, se ha robado la admiración de barranquilleros y foráneos que son testigos de su trabajo.

Además de contarle a los turistas y locales la historia del barrio y de distintos lugares icónicos, matronas, comerciantes y habitantes del sector resultan beneficiados.

Ana continuará impactando muchos más corazones extranjeros. El proyecto se encuentra en Instagram como @barrioabajoconana.

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