El Heraldo
John Robledo
Sociedad

Barranquijazz: 25 años de una fina nota musical

Los fundadores del festival jazzístico más importante del Caribe colombiano recuerdan a las máximas figuras que han brillado en este evento.

Barranquijazz Festival, el evento musical que abrió un espacio para que en el Caribe colombiano se escucharan las propuestas de la ‘crema y nata’ del Jazz, el latin jazz, la Samba, Bossa nova, Salsa, Son Cubano y los distintos sonidos del mundo, celebra desde este miércoles sus Bodas de Plata.

Durante 25 años, sus organizadores han logrado que la gente fije sus oídos, imaginación y sensibilidad en el jazz, música popular de alta factura.

Los responsables de que esta idea, que parecía extraña para muchos, hoy sea un evento de ciudad son Samuel Minski y Antonio Caballero, quienes encontraron complicidad en melómanos como Rafael Bassi (QEPD), Miguel Iriarte y Mingo De la Cruz.

Caballero recuerda que previo a la primera edición realizaron un concierto en 1995, presentando al pianista colombiano Eddie Martínez, que grabó con Tito Puente, Eddie Palmieri, Machito, Ray Barreto, entre otros. “No existía ni la Fundación Cultural Nueva Música que hoy desarrolla el evento, solo nuestra idea de abrirles los oídos a los barranquilleros hacia los sonidos del mundo”.

Minski, que funge como director del evento, afirma que esa fue la semilla para que germinara este festival de Jazz que hoy celebra un cuarto de siglo. “Consideramos que la ciudad lo merecía y comenzamos a tocar puertas en las empresas privadas, ni siquiera teníamos idea que el Estado nos podría apoyar en un momento dado”.

Gracias a sus buenas relaciones el miércoles 9 de septiembre de 1997, en el teatro Amira de la Rosa, se realizó la primera gala.

El clarinetista y saxofonista cubano Paquito D’ Rivera, Justo Almario, Eddie Martínez, Gonzalo Rubalcaba y Luis ‘Perico’ Ortiz, fueron los cómplices de esta aventura.

“En las dos primeras ediciones los músicos que vinieron fueron amigos nuestros que dijeron ‘vamos a ayudar a estos locos a ver si echan pa’ lante’”, dice Minski.

El experimento tuvo buena recepción y desde 1997 se ha realizado ininterrumpidamente cada septiembre, mes en el que las grandes figuras de este género musical arriban a Barranquilla.

Caetano Veloso.
Galas memorables

Elaborar un listado para destacar a las luminarias que se han paseado por este festival no es tarea fácil. Samuel y Antonio se miran fijamente, luego se rascan la cabeza y tras tomar algo de aire, comienzan a lanzar varios nombres.

“Entre los populares está el cantautor, cineasta y poeta brasileño Caetano Veloso, es de lo más emblemático que hemos tenido en nuestro festival. También el pianista estadounidense Chick Corea (ganador de 20 premios Grammy), el cantautor puertorriqueño José Feliciano, la brasileña Gal Costa o la española Martirio”, menciona Caballero.

Misnki complementa el listado con los pianistas estadounidenses Kenny Barron y Ahmad Jamal, la cantante cubana Omara Portuondo, el saxofonista italiano Rosario Giuliani y el maestro Israel López ‘Cachao’. “A Cachao le gustó tanto el festival y Barranquilla que la segunda vez que se presentó no nos cobró, nos regaló todos los derechos de reproducción de sus videos”, dice entre risas.

Entre los que han fallecido resaltan al percusionista Roberto Roena que falleció el pasado jueves, al pianista Rubén González, al cantante Ibrahim Ferrer, Hilton Ruiz, Ralph Izarry, Francisco Aguabella, Raúl De Souza y al Caballero del Son Cubano, Adalberto Álvarez. “Aquí tenemos un dicho y es que los artistas tienen que estar en Barranquijazz para poder morir en paz”, dicen casi que en coro.

En cuanto a las propuestas más osadas, mencionan a Kora Jazz Trío, músicos africanos que mezclan Jazz estadounidense con música tradicional africana.

También citan al músico trinitario Othello Molineaux, leyenda del Caribe que fue miembro de una de las grandes bandas vanguardistas de su isla.

No quedan de lado el pianista cubano Omar Sosa y la cantautora portuguesa Sara Tavares, que rindió honores a sus raíces caboverdianas desde La Arenosa.

“Desde el comienzo nos han tildado de locos por los artistas que traemos, pero es que emiten un concepto a priori. En estos 25 años hemos formado público, especialmente con ‘Barranquijazz a la Calle’ y los talleres que dictan algunos músicos invitados. Ya son varias generaciones a las que sus padres los llevaron desde niños a nuestras galas. Hoy, ellos están haciendo lo propio con sus bebés, por eso ‘Barranquijazz a la Calle’ es nuestra gran apuesta para que la gente se instruya en esto del jazz sin ningún costo”, explica Misnki.

Los más excéntricos

Traer a las estrellas del jazz hasta Barranquilla no es tarea fácil, y son muchos los caprichos que deben complacerle a músicos de distintas latitudes. Uno de ellos fue el pianista estadounidense Ahmad Jamal, que en 2009 causó preocupación entre el comité organizador debido a que tenía fama de ser muy exigente.

“Pedía un tipo de piano especial, incluso nos tocó estudiar su forma de tocar para afinárselo y lograr que se sintiera a gusto. Cuando hizo la prueba de sonido casi infartamos, nos pareció eterno el momento en que caminó por las escaleras del Amira hasta el piano, pero cuando se sentó y tocó a gusto se nos pasó el susto”, recuerda Caballero.

Jamal que además es vegetariano, pedía una serie de verduras que no se conseguían en la capital atlanticense, por lo que le apostaron a un menú muy criollo. “Le ofrecimos bollo de mazorca con queso y jugo de corozo, enloqueció con el jugo, no lo conocía y se bebió muchos vasos”, apuntó Caballero.

A su turno Misnki se enfoca en el brasileño Caetano Veloso que pidió vuelos en primera clase para 14 personas y hospedaje en hotel cinco estrellas para todos. “Trajo a su sonidista, también un escenario que costó un ‘cojonal’ de plata, con eso fácilmente le pagamos a otro músico. Ese fue un esfuerzo tremendo que hicimos en 2019, sin duda ha sido el más costoso, el más exigente y también el más grande”.

Chick Corea. Cortesía
Anécdotas tras bambalinas

Juan Carlos Buggy, presentador histórico del Barranquijazz Festival, ha sido un testigo directo del crecimiento de este evento, compartiendo en camerino muchos momentos con los artistas.

El arquitecto y periodista cuenta que lo que más piden las celebridades previo a sus actuaciones son alimentos orgánicos,  especialmente frutas, vinos, pistachos y maní.

Menciona que Concha Buika, cantante de flamenco con raíces africanas, le confesó que le encantaba tomarse una botella de ron cubano mientras cantaba. “Me pidió que velara porque el vaso se mantuviera lleno, ella misma trajo su ron desde la isla y me decía que eso le permitía mantener afinadas sus cuerdas vocales”.

También evoca la presentación en 1998 del pianista dominicano Michel Camilo, que encontró una tecla desafinada y no quiso comenzar su show. “Me tocó improvisar, le hice una entrevista en público durante 35 minutos, mientras el afinador, que ya estaba durmiendo en su casa, reparó la tecla, fue un momento muy estresante”.

Por último evoca la participación en 2007 del contrabajista Israel López ‘Cachao’. “Hablé con Cachao en la suite del Hotel El Prado, ambos éramos admiradores de la cultura egipcia antigua, por lo que me gané su confianza. En su presentación le pedí al público que le cantáramos el Happy Birthday, él se presentó el 13 de septiembre y al día siguiente cumplía 89 años. Se marchó feliz y ese sería el último cumpleaños que celebraría porque murió el 22 de marzo del 2008”.

Resistentes a la pandemia

Barranquijazz Festival es el único evento de esta naturaleza en el país que a pesar de la pandemia, ha mantenido una programación cargada de artistas internacionales.

“Los festivales de Jazz de Bogotá y Medellín están realizando galas con músicos locales. Nosotros seguimos con gran nivel, es gratificante tener este año al pianista Joao Donato, leyenda de la música brasileña, al trombonista italiano Massimo Morganti, al pianista estadounidense Brad Mehldau y a la cubana Haydée Milanés, heredera musical de Pablo Milanés”, sostiene Minski.

Agrega que los costos para producir galas virtuales no son menores, debido a que ahora deben pagar a los músicos, alquilar el lugar donde realizan su presentación, contratar sonidistas, camarógrafos y editores.

Israel López ‘Cachao’. Cortesía
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