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“¡Jambalé ku mí!” gritaba Kleider Salas, mientras un grupo de niñas bailaba dándole con los pies descalzos y una sonrisa tan cálida como los 33 grados de temperatura que se registraba en San Basilio de Palenque a eso de las 2:00 p.m. Eso quiere decir “ven a bailar conmigo”, una frase que le dio rienda suelta a una gama de sonidos africanos.

A un poco más de una hora de Cartagena y aproximadamente tres horas de Barranquilla, se encuentra ese primer pueblo libre de América.

Caminar por las calles de Palenque es sentir el alma del pueblo bajo los pies. La mayoría son de tierra mojada, en otras se forma barro cuando llueve, pero eso no impide que el paisaje cobre vida con tan solo ver a los más pequeños correr, jugar y reír sin ataduras.

Y ahora ese paisaje tiene más color. Gracias a la iniciativa ‘Destinos con Color’, del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, junto a Fontur y la Fundación Pintuco, las paredes de Palenque están contando su historia en murales vivos.

Es una apuesta por resaltar la riqueza cultural y el patrimonio de los pueblos, usando el arte como herramienta de transformación. Casas, esquinas, y hasta los negocios ahora brillan con colores que hablan de libertad, de raíces africanas, de música y tambor.

Y es que en Palenque, hasta el silencio suena a tambor, ese mismo que posa en una mural protagonizado por Paulino Salgado, el gran ‘Batata’, ese tamborero de alma alegre que hacía hablar el cuero como nadie más.

Kleider Salas lo mira y lo dice: “Batata era el dueño del tambor, tenía su propio humor tamborero. En el mural, sus manos no solo tocan, también abren ventanas. Es como si por ahí uno pudiera ver lo que él veía más allá del ruido y del ritmo”.

Keyla Ospino

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El ritmo está en la sangre

En Palenque no se canta por cantar ni se baila por moda. Se hace porque está en la sangre, en el alma y en el corazón. Así lo demuestra, Kombilesa Mi, una agrupación cultural que enseña a los niños a tocar, a cantar y a moverse como lo hicieron sus ancestros.

“Han sacado tres árboles musicales. Uno llamado Asier Palenque, otro Esa Palenquera, dedicado a la mujer luchadora, y el más reciente, Asinagüe, que es como decir un “sí” palenquero, lleno de esperanza”.

Con esos sonidos han viajado a Cuba, México, Brasil, África, Estados Unidos, y ahora mismo andan llevando el son palenquero hasta Canadá.

Y, ¿Quién no se ha dejado contagiar de ese son cubano combinado con ritmos caribes como el bullerengue y el baile cantao en el Carnaval de Barranquilla gracias al Sexteto Tabalá?

Keyla Ospino

Un mural que le rindiera tributo a esta agrupación palenquera no podía faltar. Micrófono en mano y un sombrero volteao en la cabeza del maestro Rafael Cassiani, líder durante cuatro décadas de este legendario sexteto.

“Anteriormente se llamaban sexteto habanero, ¿por qué habanero? porque la mayoría de los instrumentos que están ahí en el sexteto fueron regalados, se los regalaron a ellos unos cubanos que trabajaban con ellos, pero no eran cubanos así que este nombre para nosotros acá simboliza tambor de guerra”.

Toda una Fuerza Negra

Además de Sexteto Tabalá, si hay una comparsa que sabe lo que es poner a vibrar al Carnaval de Barranquilla con el encanto del tambor, esa es Fuerza Negra. Desde hace más de una década saben lo que es poner a gozar a propios y foráneos en esta celebración.

Y su presencia es raíz e historia, porque Fuerza Negra no se entiende sin Palenque, sin ese legado afro que ha alimentado con fuerza la música del Carnaval.

Keyla Ospino

“El legado que le deja Palenque al Carnaval de Barranquilla es toda esa parte musical afro, todo ese legado de los tambores. Y no es para menos: cuando uno escucha el son de negro, el mapalé, el bullerengue, la puya, el baile negro, las cumbias, todo eso lleva en el alma la herencia africana”, dijo el director de la comparsa, Nair Núñez, quien hizo parte de este nutrido recorrido por el primer pueblo libre de América.

Fuerza negra es también una bandera, una forma de ser, una manera libre de habitar el Carnaval.

“Cuando uno piensa en Fuerza Negra, debe pensar en la libertad, en la libertad en los movimientos, en la forma de expresarse, en la libertad de poder mostrarse tal cual y como es la persona. Esa es Fuerza Negra”.

Unión de culturas

Este reciente intercambio cultural entre Barranquilla y San Basilio de Palenque se convirtió en un momento clave para el fortalecimiento del Caribe colombiano. Así lo aseguró el secretario de Cultura de Barranquilla, Juan Carlos Ospino, quien destacó que este encuentro “marca un hito en la historia del Caribe colombiano, toda vez que ambas tienen expresiones culturales de gran reconocimiento, no solo en lo cultural, sino también en lo sociológico, en lo antropológico y en la geopolítica colombiana”.

Keyla Ospino

La visita de representantes culturales de la ciudad a Palenque permitió compartir cantos, danzas, tambores y saberes ancestrales, y a su vez, facilita la unión de dos territorios con profundas raíces africanas y caribeñas. Según Ospino, este tipo de espacios permiten “hermanar los pueblos, que a través de sus raíces, de su cultura, de las artes y los saberes, reconocen sus apariencias, reconocen sus aportes a la ancestralidad y por supuesto a la evolución misma”.

El secretario también resaltó que este intercambio es una forma de compartir conocimientos y fortalecer los procesos culturales desde el respeto, el apoyo mutuo y la responsabilidad. “Aquí es un modo de compartir, de transmitir saberes, de reconocer nuestra responsabilidad que tenemos por la sostenibilidad también de los procesos culturales, a través del apoyo y de la solidaridad”, señaló.