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La silla de San Pedro está vacía y el Vaticano entra en modo clausura. Con el fallecimiento de Francisco el pasado 21 de abril, concluyó el pontificado del primer papa latinoamericano y se puso en marcha el cónclave, uno de los procesos más enigmáticos de la Iglesia.

Un escrutinio reservado exclusivamente a los cardenales electores que, bajo estricto aislamiento, definirán quién será el nuevo guía espiritual de más de mil millones de católicos en todo el planeta.

La fecha se acerca. Este miércoles 7 de mayo, un total de 133 cardenales menores de 80 años ingresarán a la Capilla Sixtina para empezar la votación. Y de ahí no saldrán hasta elegir nuevo papa. En cuanto entren, se cerrarán las puertas. El protocolo ‘Extra omnes’ –“todos fuera”– marcará el inicio del encierro.

Desde ese momento, los cardenales quedarán incomunicados. Sin teléfonos, sin internet, sin contacto con el mundo exterior. Solo podrán comunicarse entre ellos. La única señal al mundo será el color del humo que salga de la chimenea del techo vaticano.

En la primera jornada, los cardenales realizan una única votación. A partir del segundo día, el ritmo se intensifica con dos votaciones por la mañana y dos más en la tarde. En cada ronda, los electores escriben en latín las palabras Eligo in Summum Pontificem (“Elijo como Sumo Pontífice”), seguidas del nombre de su candidato.

Las papeletas se recogen, se revisan y luego se queman. Si no hay consenso, el humo que asciende por la chimenea de la Capilla Sixtina será negro: no hay papa. Si es blanco, el mensaje será inequívoco: el mundo tiene nuevo pontífice.

Para que un nombre se imponga, debe alcanzar la mayoría calificada: dos tercios de los votos. Con 135 cardenales habilitados para elegir, al menos 87 deben coincidir en una sola persona. No es una tarea sencilla. El último cónclave, en 2013, que dio como resultado la elección del papa Francisco, se resolvió en dos días. Lo mismo ocurrió en 2005 con Benedicto XVI.

Tarea compleja

Todo puede pasar. Se habla de africanos, de asiáticos, de europeos con rostro joven, liberales o con perfil conservador. Todo está abierto. En el último cónclave, Jorge Mario Bergoglio no era el nombre más mencionado, y terminó siendo elegido en la quinta votación.

Entre los que más resaltan están el italiano Pietro Parolin, el filipino Luis Antonio Gokim, el africano Fridolin Ambongo, el italiano Matteo Zuppi y el húngaro Peter Erdö.

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Y aunque el dogma sostiene que el Espíritu Santo guía cada elección papal, lo cierto es que en el Vaticano también se negocia. La elección del próximo papa es un complejo ejercicio de equilibrios entre corrientes, visiones y tensiones que atraviesan a una iglesia de más de mil millones de fieles en un mundo fragmentado.

“Los distintos analistas desde la filosofía, la politología, no desconocen que hay unas tensiones que tienen que ver con elementos políticos, inclusive con elementos de personalidad. Realmente lo que estamos haciendo hoy es una prospectiva sobre la posible elección, pero nadie tiene la certeza”, dijo Alejandro Castaño, doctor en Derecho y Filosofía.

Castaño reconoce una división interna en la Iglesia: “Hay una clasificación que habla de cardenales más liberales, más progresistas y de cardenales un poco más conservadores”.

Pero enfatiza que el papa Francisco nunca aceptó ese esquema: “Francisco no estaba de acuerdo con esta clasificación. ¿Por qué? Porque él argumentaba que realmente el Evangelio… primero Jesucristo es uno, el Evangelio es también uno y la integridad de la Iglesia también debe tener una vocación de unidad”.

El perfil ideal para estos tiempos, según Castaño, debe tener una fuerte capacidad comunicativa. “Estos tiempos contemporáneos ya exigen un gran comunicador, exigen una persona que sea capaz de llegar con el mensaje”.

Cónclave histórico

La elección del sucesor de Francisco se dará en un cónclave que, como lo define el investigador residente del archivo apostólico vaticano y de la biblioteca apostólica vaticana, Humberto Grimaldo, “es histórico por muchas razones”. No solo por la vacante en la silla de San Pedro, sino por la complejidad del momento, los actores involucrados y las decisiones que se avecinan.

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Más de 130 cardenales con derecho al voto. Es la primera vez, en dos milenios de historia eclesiástica, que el colegio cardenalicio alcanza semejante magnitud. Y no se trata únicamente de cifras, sino de representatividad.

“No recuerdo en la historia de la Iglesia que existiera un colegio tan grande y tan representativo de todo el orbe. Incluso países muy pequeños, en el caso de América Latina y el Caribe, como Ecuador y Uruguay, tienen un birrete cardenalicio”.

Esta pluralidad, considerada por algunos como un legado valioso de Francisco, se convierte para otros en motivo de tensión. El papa argentino, amado por muchos y cuestionado por otros, reformó las bases del poder eclesiástico al incluir en el colegio cardenalicio a representantes de regiones antes excluidas.

“Dado el legado del papa Francisco y sus contradicciones para algunos, pero para otros la posibilidad que ha dado de acercar a muchos que se habían alejado de la Iglesia porque se sentían excluidos, este colegio cardenalicio tiene una decisión muy importante”.

Y aunque los cardenales mayores de 80 años ya no pueden votar, su influencia sigue siendo importante en las reuniones previas al cónclave.

Grandes opcionados

En medio de este ajedrez teológico, hay dos nombres que suenan con fuerza: Pietro Parolin y Luis Antonio Tagle. “Uno de los más opcionados será el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Papa Francisco, un gran diplomático que ha ayudado en las cercanías con China, que son inéditas, y con lo que sucede en la Franja de Gaza. Además, es un cardenal muy querido por el ala conservadora de la Iglesia”.

Pero no descarta otra figura con un perfil más asiático, pastoral y cercano a las periferias. “Esto no quita que el cardenal filipino Tagle sea también otro de los más opcionados. A mi modo de ver, entre el cardenal Parolin y el cardenal Tagle estará el nuevo papa”.

Por su parte, Alejandro Castaño, doctor en Derecho y Filosofía, manifestó que del otro lado del espectro destaca el italiano cardenal Matteo Zuppi, considerado una de las apuestas más cercanas a la línea pastoral de Francisco. “Sería un papa liberal, muy de la línea del papa Francisco”.

Otro de los nombres en boca de muchos es el del cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén. Su candidatura se sostiene sobre un historial de mediación en regiones de altísima tensión, como el Medio Oriente.

“Tiene una gran experiencia habiendo convivido con conflictos en Oriente Medio. Se dice que es un gran negociador, con una visión cultural demasiado amplia”.

Y por supuesto, Luis Antonio Tagle, el cardenal filipino que lleva años sonando como uno de los grandes favoritos. A sus 67 años, combina juventud con experiencia.

“Es un hombre muy liberal, muy de la línea del papa Francisco. Se dice que es muy carismático y con amplia experiencia en el manejo de la administración de la Iglesia”.

Estos son algunos de los cardenales que más suenan

Luis Antonio Tagle

Filipinas, 67 años

Archivo particular

Es visto como un líder humilde y carismático, afín a la visión pastoral del papa Francisco, por lo que ha sido llamado el “Francisco asiático”. Dirigió la red caritativa Cáritas y desde 2019 está al frente del dicasterio para la Evangelización. Aunque su carisma es indiscutible, algunos han cuestionado su capacidad de gestión. Sería el primer papa del sudeste asiático.

Fridolin Ambongo Besungu

RD del Congo, 65 años

Archivo particular

Este arzobispo de Kinshasa es líder de una iglesia con más de siete millones de católicos, una figura influyente en África y una voz moral respetada. Como franciscano capuchino, ha defendido la democracia y los derechos humanos, enfrentándose a líderes autoritarios y a la corrupción. Ha sido crítico frente a las bendiciones a parejas del mismo sexo.

Matteo Zuppi

Italia, 69 años

Archivo particular

Es reconocido por su experiencia diplomática, fue enviado por el papa Francisco en 2023 a liderar una misión de paz en Ucrania. Miembro de la comunidad Sant’Egidio, participó en la mediación del conflicto en Mozambique en 1992. Cercano a los valores de inclusión, apoya a la comunidad Lgbtiq+ y es conocido por su estilo sencillo.

Pietro Parolin

Italia, 70 años

Archivo particular

Diplomático veterano y actual número dos del Vaticano desde 2013, es un profundo conocedor de la Iglesia global. Ha trabajado en América Latina, fue nuncio en Venezuela y participó en el acuerdo de paz en Colombia. Ha liderado acercamientos con Vietnam y China logrando un acuerdo sobre el nombramiento de obispos. Es visto con una postura más conservadora.

Péter Erdő

Hungría, 72 años

Archivo particular

Es respaldado por sectores conservadores que desean un giro en la Iglesia tras el pontificado de Francisco. Cercano al presidente Viktor Orbán, ha mostrado posturas duras sobre migración y reformas internas. Aunque no destaca por su carisma, su perfil firme y doctrinal podría atraer a quienes buscan un papa que imponga normas con claridad.