Salud mental: expertos revelan que el cambio climático genera un nuevo tipo de ansiedad

El cambio climático no solo está alterando los patrones del clima y amenazando la biodiversidad, sino que también está teniendo un impacto significativo en la salud mental de las personas.

Según revelan expertos en salud y medio ambiente, el cambio climático está generando un nuevo tipo de ansiedad que afecta a individuos de todo el mundo.

Esta ansiedad, conocida como 'ecoansiedad' o 'angustia climática', surge como respuesta al temor y la preocupación por las consecuencias devastadoras del cambio climático.

A medida que aumentan las noticias sobre fenómenos climáticos extremos, como huracanes más intensos, incendios forestales descontrolados y sequías prolongadas, más personas experimentan síntomas de estrés, ansiedad e incluso depresión relacionados con el medio ambiente.

Los efectos del cambio climático, como la pérdida de hábitats naturales, la escasez de recursos naturales y la amenaza a la seguridad alimentaria, contribuyen a este creciente malestar psicológico. Además, la sensación de impotencia ante un problema global tan vasto y complejo puede intensificar aún más estos sentimientos de ansiedad.

Un estudio publicado en la revista Nature Climate Change encontró que aproximadamente el 45% de las personas en todo el mundo experimentan algún nivel de ecoansiedad. Esta cifra es alarmante y sugiere que la salud mental relacionada con el clima es una preocupación cada vez más urgente.

La ecoansiedad también puede manifestarse en comportamientos como el ecoestrés, el cual lleva a las personas a sentirse abrumadas por la presión de vivir de manera sostenible y reducir su huella de carbono. Esto puede generar sentimientos de culpa, frustración y desesperanza, especialmente cuando se percibe que los esfuerzos individuales no son suficientes para abordar el problema a una escala global.

En 2021, una investigación que involucró a 10.000 niños y jóvenes de 10 naciones, en la que Hickman participó como coautora y que se presentó en The Lancet Planetary Health, reveló que el 59% mostraba preocupación muy alta o extremadamente alta por el cambio climático, y más del 45% afirmaba que este fenómeno tenía un impacto negativo en su vida diaria.

Una encuesta realizada entre profesionales de la salud mental del Reino Unido, publicada el año pasado en The Journal of Climate Change and Health, encontró que percibían un número 'significativamente mayor' de pacientes que identificaban el cambio climático como un factor que afectaba su salud mental o bienestar emocional, un aumento que los participantes anticipaban que seguiría en aumento.

La frustración radica en que la ansiedad climática a menudo se superpone con problemas de salud mental preexistentes, lo que dificulta su análisis por separado.

Terapeutas entrevistados por Bloomberg Green explicaron que suelen notar un aumento en el número de pacientes con ansiedad climática cuando el cambio climático es tema de actualidad, generalmente en torno a eventos como conferencias de la ONU sobre el clima, informes científicos importantes o episodios de clima extremo.

Una de las personas encuestadas, Natalie Warren, de 42 años, originaria del Reino Unido y residente en Sydney (Australia), compartió que, aunque no estaba recibiendo terapia, había sentido un fuerte impulso para tomar medidas. Warren consideró que la ansiedad climática se distinguía de problemas de salud mental previos porque es una preocupación externa, en lugar de interna.

'No hay nada de malo en experimentar ansiedad climática', expresó. 'No se trata de curar a la persona que la siente'.

Entonces, ¿cómo abordan los terapeutas esta preocupación en sus sesiones? En primer lugar, no la consideran un trastorno, ya que la ansiedad por el cambio climático es una respuesta comprensible a una amenaza real y razonable.

'La vemos más bien como una respuesta comprensible a un peligro real y racional', afirmó Patrick Kennedy-Williams, psicólogo clínico residente en Oxford (Reino Unido). Al trabajar con alguien que experimenta ansiedad social o fobias, parte del proceso implica 'reajustar su percepción del riesgo y las amenazas', es decir, alinear el miedo con el nivel real de amenaza. Sin embargo, esto no es tan sencillo con el cambio climático, dado que 'la amenaza es real'.

Leslie Davenport, terapeuta del estado de Washington, ha desarrollado un curso para otros profesionales que buscan abordar los problemas de salud mental relacionados con el clima en sus pacientes. Destaca dos tipos principales de estrategias de afrontamiento: internas y externas.

Davenport compara la ansiedad climática con sostener una pelota bajo el agua. Con el tiempo, el brazo se cansa y emerge: no se puede contener indefinidamente. Las estrategias internas pueden incluir aprender a calmar el sistema nervioso, practicar pausas conscientes y enfocarse en las narrativas mentales. Las estrategias externas pueden implicar encontrar formas de actuar de manera apropiada, ya sea donando dinero o uniéndose a un grupo comunitario local para promover un aire limpio.

'Yo diría que hasta la mitad de nuestra ansiedad climática tiene que ver con la sensación de no ser efectivos para hacer algo al respecto', afirmó Ray, quien también es profesor y catedrático de estudios ambientales en la Universidad Politécnica Estatal de California, Humboldt. Participar en acciones grupales en lugar de individuales puede ser útil. 'Lo que reduce la ansiedad climática es ser parte de un colectivo... donde la gente se preocupa tanto como tú. No estás solo en esto'.