A este punto, en que la COV I D -1 9 s i g u e amenazando la vida de muchas comunidades, es muy probable que las personas tengan pleno conocimiento de la importancia de mantener ciertos cuidados para evitar su contagio como —por ejemplo— el lavado de manos.
Pero, ¿qué sucede cuando esta práctica pasa de ser una medida preventiva a una obsesión? En la psicología existe una patología denominada Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), que se refiere a un problema neurológico y se traduce en un trastorno de ansiedad caracterizado por pensamientos obsesivos, es decir, ideas fijas recurrentes y persistentes que generan inquietud, temor o ansiedad.
Dentro de este concepto existen varios tipos de TOC y uno de los más comunes es el evidenciado en la limpieza constante, cuya obsesión está relacionada con el miedo a la contaminación por bacterias y virus, y al contagio de enfermedades. Entre sus conductas más frecuentes se encuentra el uso de guantes, la limpieza exhaustiva, y el ducharse y el lavarse las manos continuamente.
Alberto De Castro, psicólogo clínico, explica que en plena crisis sanitaria del coronavirus estos pacientes tienden a sufrir mucho porque constantemente sienten tensión. Aclara que lavarse las manos no debe considerarse malo si se toma como medida de prevención, el problema está cuando se lleva a cabo como obligación interna para tratar de reducir la angustia y la tensión que generan los pensamientos de duda y sus sensaciones de amenaza.
Por su parte, la psicóloga y especialista en terapia sistémica Angela Ramos señala que el lavado de manos de forma compulsiva puede llevar al paciente a que la piel del dorso y de la palma se mantenga adolorida y hasta agrietada, ya que no hay un control.
Durante el confinamiento, De Castro sustenta que hay una alta probabilidad de que la enfermedad se agudice. 'Es decir, la sensación de angustia, de amenaza y de intranquilidad puede ser mayor en los pacientes, y logra abarcar cada vez más momentos de la vida cotidiana. Esto suele evidenciarse cuando a pesar de que se han aseado las manos, no sienten tranquilidad por un buen tiempo, sino que mantienen una constante sensación de tensión y angustia'.
Ramos da a conocer que en algunas ocasiones un TOC desencadena consecuencias muy trágicas, volviendo la vida del paciente dos y hasta tres veces más difícil de lo normal. Sus síntomas pueden variar de leves a severos y asegura que la COVID-19 y los conceptos que se han dado de limpieza y enfermedad pueden llevar a una persona con TOC a hacer lo contrario, es decir, 'dejarán de prestarle atención a la limpieza y pasarán el día actuando como si las preocupaciones en su cabeza sobre gérmenes y contaminación no fueran relevantes, lo que es importante acompañar, dado que toda la atención a la enfermedad o a lavarse las manos puede reforzar los pensamientos que provocan ansiedad'.
De Castro aclara que estos pacientes normalmente presentan pensamientos recurrentes e intrusivos (que desea no tenerlos, pero no puede impedir que surjan), todos causantes de malestar, que conllevan a adoptar comportamientos repetitivos (compulsiones).
Manifestaciones
Según explica Ramos, la identificación o la detección en tiempos de cuarentena sobre la cronicidad del trastorno se describen en aspectos como la intolerancia a la incertidumbre porque consideran que todo tiene que estar bajo control, como única vía para obtener seguridad en situaciones inesperadas o ambiguas como la aparición del coronavirus.
También está la sobreestimación de la amenaza, en la que magnifican la probabilidad de que ocurra una catástrofe. Asimismo consideran que todo tiene que ser perfecto, por tanto revisan cada cosa muchas veces.
Estas repeticiones se evidencian en detalles marcados en el lugar donde se encuentren pasando la cuarentena; del mismo modo se incrementan las creencias sobre la importancia de los pensamientos, engrandeciendo la relevancia de estos, especialmente su significado subjetivo.
Agrega que las posibles situaciones de salud que están adheridas a los comportamientos obsesivos y compulsivos de los pacientes son: dermatitis de contacto por lavado frecuente de las manos, incapacidad para relacionarse en actividades compartidas, relaciones conflictivas y violencia intrafamiliar, dificultad en la calidad de vida en general y/o pensamientos y comportamientos suicidas.
Tratamiento
De Castro afirma que esta patología en los casos más crónicos requiere de psicoterapia (para identificar sus pensamientos, cómo se generan en la vida diaria y cómo lo hacen sentir) y/o tratamiento psiquiátrico (para bajar la ansiedad e impulsividad del comportamiento).
Advierte que la persona puede ayudarse en casa aprendiendo técnicas de respiración y relajación para mantener la calma. Las técnicas de focalización de la atención, que le permitan centrarse en lo realmente importante también son pertinentes, así como aprender a disfrutar de actividades individuales y grupales, centrándose en una sola cosa.
También aconseja eliminar la sobresaturación de información que genere sensaciones de amenaza. 'Si la persona con el diagnóstico tiene un nivel alto, se recomienda buscar apoyo psicológico'. La Universidad del Norte tiene habilitada la línea 3145867908 o el correo teleorientacion@uninorte.edu.co, en la que han abierto espacios para ayudar a manejar estos problemas de ansiedad.