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¿Escoba nueva barre bien? Ni ese dicho ni nada aplica positivamente para los actuales jugadores de Junior en estos momentos. Con la misma imprecisión, torpeza, pifias, escasa resistencia y falta de garbo con la que hundieron la gestión de Arturo Reyes, marcaron el debut Hernán Darío Gómez en la dirección técnica rojiblanca y empataron 1-1 ante Santa Fe, en la noche de este sábado en el estadio Metropolitano, en la novena jornada de la Liga.

Poco aportó la llegada del ‘Bolillo’ en lugar de Reyes con solo tres días de entrenamientos, como es apenas lógico. Mucho menos con la ausencia por lesión de Juan Fernando Quintero, el más talentoso del equipo y el único que se había salvado de las pésimas presentaciones anteriores.

Jugadores con constantes yerros, tropezándose entre sí y sin piernas después de 70 minutos (varios con calambres), sucumbieron ante un Santa Fe laborioso y correlón que logró defender su puntico.

Junior fue incapaz de proteger y aumentar la ventaja que había conseguido al minuto 26 a través de su jugador más destacado, Vladimir Hernández. Wilfrido De La Rosa, en la agonía de la etapa inicial, conquistó y selló la igualdad ante un anfitrión impotente, predecible y endeble físicamente.

Demoró Junior en profundizar sus intentos de asocio, la idea con la que partió. Mostrando mayor orden y líneas más cercanas, procuró ser mesurado y seguro en sus movimientos.

Prefirió no presionar la salida de Santa Fe y esperar en zona media. Ahí su marca era más agresiva y cedía menos espacios.

Si bien los ‘Cardenales’ no daban problemas en el área de Sebastián Viera, Junior tampoco ofrecía peligro en los precios de José Silva.

Solo Vladimir Hernández, brioso y activo, ofrecía una chispa para tratar del encender el ataque. ‘Cariaco’ y Berrío no se conectaban, no se rebelaban, no se notaban. Y los intentos de salida de Wálmer e Hinestroza no progresaban.

Pero Léider Berdugo, con su buen pie, empezó a aparecer con más asiduidad a pesar de que el árbitro Wílmar Roldán, con su incoherente rasero, lo obstaculizó ignorando varias faltas que le cometieron.

En un pase con estilo, una cachetadita de zurda al balón, el juvenil puso a Vladimir, el que más había intentado, de cara al gol. El araucano de nacimiento llegó al balón, lo recibió, lo dejó picar y remató con fortaleza para vencer al arquero y sacudir las redes.

'Yo soy de aquí, de este equipo', parecía decir en su celebración señalando el escudo.