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Álvaro Uribe Vélez e Iván Cepeda Castro representan los extremos políticos que hoy polarizan más a los colombianos. Desde sus orillas, ambos defienden apasionadamente sus posiciones. Mientras el senador del Polo Democrático pedía la aprobación total de los acuerdos de paz con las Farc, sin cárcel para sus cabecillas, el expresidente de la República señalaba al Gobierno de Juan Manuel Santos de 'negociar con el terrorismo la agenda nacional'.

Pero sus vidas también han estado marcadas por la tragedia y la violencia política ejecutada por grupos al margen de la ley. A Cepeda, los paramilitares liderados por Carlos Castaño le asesinaron el 9 de agosto de 1994, en Bogotá, a su padre Manuel Cepeda Vargas, periodista, líder y senador de la Unión Patriótica (UP). A Uribe, en cambio, la guerrilla de las Farc le mató a su padre, Alberto Uribe Sierra, el 14 de junio de 1983 en su finca Guacharacas en el norte de Antioquia.

En el desarrollo de sus carreras la distancia kilométrica de sus posiciones los siguió enfrentando irremediablemente. Como el 24 de junio de 2010. Dos meses antes de que Álvaro Uribe terminara el periodo de su segundo gobierno, como presidente se vio obligado a cumplir una orden de la Corte Interamericana de Derechos Humanos: 'Realizar un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional' por el asesinato de Cepeda Vargas.

Al final del acto en el que estaba presente Iván Cepeda, Uribe pidió perdón a medias al expresar que como mandatario no podía decir 'que el Estado asesinó al senador Cepeda o al uno o al otro'. Para Cepeda las declaraciones del presidente eran 'un nuevo agravio para las víctimas'.

Cuatro años después, el 17 de septiembre de 2014 ese enfrentamiento alcanzó uno de sus puntos más altos. En ese momento el senador Cepeda promovió un debate contra el congresista del Centro Democrático en el que lo acusó de tener nexos con el paramilitarismo. Cabe resaltar que las denuncias del senador del Polo ya habían sido formuladas antes por otros contradictores del expresidente, que, a su turno, prefirió retirarse del debate para acusar al político de izquierda por manipulación de testigos y calumnia.

Ese día Uribe Vélez presentó testimonios de los exparamilitares Ramiro Henao y Gabriel Muñoz, quienes afirmaban que Cepeda les hizo ofrecimientos para que testificaran en su contra.