La aprobación de la reforma tributaria en primer debate en comisiones conjuntas de Senado y Cámara demostró la solidez que tiene la alianza gobiernista en el Congreso de la República. En unas cuantas horas los congresistas de las comisiones terceras de Senado y Cámara se despacharon los 96 artículos y las 360 páginas que contiene la reforma y de inmediato procedieron a su aprobación. Un solo día de debate fue suficiente para que la aplanadora petrista le diera luz verde a la reforma tributaria.
Lo que vimos esta semana en el Congreso fue el funcionamiento sincronizado de la aplanadora petrista, que no está dispuesta a ceder un milímetro en su propósito de sacar adelante todas las iniciativas del gobierno. Dicha aplanadora se hará sentir no solo en la tributaria, como acaba de suceder, sino en las reformas que siguen como la política, pensional, judicial y laboral, entre otras.
Aunque los presidentes de las comisiones tercera de Senado y Cámara sostienen que brindaron garantías a todos los congresistas, incluidos los de la oposición, lo cierto es que los voceros tanto del Centro Democrático (opositores) como de Cambio Radical (independientes), se quejaron de la falta de garantía por parte de la bancada gobiernista.
El senador Miguel Uribe Turbay del Centro Democrático, por ejemplo, denunció que la reforma tributaria fue 'pupitreada' en su primer debate. Es decir, fue aprobada sin la discusión y el debate necesario. Pero, además, sin haber acogido las propuestas de quienes se oponen a buena parte del articulado de la misma. De hecho, la bancada de Cambio Radical se retiró y no votó la reforma, por considerar que no tenían garantías para la discusión del articulado.
No les falta razón a quienes sostienen que la reforma tributaria merece un debate más profundo y una discusión mucho más amplia, no solo en el Congreso, sino ante la opinión pública, pues se trata de la más ambiciosa de las presentadas por los últimos gobiernos. De hecho, el gobierno aspira a recaudar 22 billones de pesos. No es suficiente el cacareo de los congresistas amigos del Gobierno, quienes repiten una y otra vez que 'por primera vez los ricos van a pagar impuestos'. ¿De qué forma van a pagar más? ¿Van a pagar más de verdad? ¿No será que la clase media –una vez más– tendrá que soportar sobre sus hombros buena parte de los nuevos impuestos?
En otras palabras, una reforma tributaria que le mete mano a los dividendos y al patrimonio –no solo de los ricos, como dicen los amigos del gobierno– y que establece sobretasas a los sectores financiero y minero energético, entre otros, merece ser discutida a fondo para su verdadera socialización, que no es un requisito menor. ¿Quiénes creen los congresistas oficialistas que terminarán pagando las sobretasas a los bancos y a las tarifas de los servicios públicos?
El mensaje de urgencia con el que se tramita la reforma tributaria por mandato del Gobierno nacional –que permitirá su aprobación en cuestión de semanas– tampoco contribuye a la transparencia y la sana discusión. Es necesario que los colombianos sepan de qué forma les van a meter las manos en sus bolsillos y –sobre todo– cuál será el destino final de los multimillonarios recursos que se obtendrán luego de su aprobación. Los gremios también requieren que su voz sea escuchada con atención y sus sugerencias atendidas. Pero no se trata solo de escucharlos –como sostienen los congresistas oficialistas–, sino de tomar nota para mejorar el texto final de la reforma.
¿Qué tan sana y conveniente es la aplanadora oficialista a la hora de aprobar las iniciativas del gobierno?
{"titulo":"Aprobada reforma tributaria en primer debate","enlace":"https://www.elheraldo.co/politica/reforma-tributaria-aprobada-en-primer-debate-944383"}
¿Una reforma tributaria aprobada a pupitrazo limpio?
Si de algo se quejaron los congresistas hoy gobiernistas en su época de opositores fue de la falta de garantías por parte de quienes eran aliados del gobierno de turno. Hoy –como diría Poncho Zuleta– se 'volteó' la arepa y quienes mandan son ellos. El control de las discusiones y los debates está en sus manos. Por esa razón, las garantías que antes exigían para ellos, deben dárselas a la oposición. La aplanadora petrista cuenta con casi el 90 por ciento del respaldo en el Congreso, mientras que la oposición apenas supera el 10 por ciento.
En términos numéricos es una pelea de 'tigre con burro amarrao'. Punto. El Pacto Histórico y sus aliados –entre ellos el Partido Liberal, el Conservador y la U, quién lo creyera– no pueden hacerle a sus contradictores lo que a ellos les hicieron, sobre todo si ofrecieron el 'cambio'. Es decir, ofrecieron que se comportarían de una manera diferente. Replicar las conductas que antes reprochaban no es sano ni democrático.
En el caso del primer debate de la tributaria, por ejemplo, el senador Miguel Uribe Turbay –del Centro Democrático– denunció, luego de que fuera negada su proposición, de que la reforma fuera votada artículo por artículo, que el proyecto fue 'pupitreado'. 'En este debate –dijo Uribe Turbay– no hubo una sola modificación, en un solo día salió, luego de 48 horas de haber sido radicado'. Estas mismas palabras, en el gobierno de Iván Duque, las pronunció Gustavo Bolívar, hoy presidente de la Comisión Tercera de Senado, cuando era opositor.
{"titulo":"Ocampo no descarta realizar más reformas tributarias a futuro","enlace":"https://www.elheraldo.co/economia/ocampo-no-descarta-realizar-mas-reformas-tributarias-futuro-944749"}
Liberales y conservadores, felices en la aplanadora petrista
Con el respaldo del Partido Liberal, el Conservador y el Partido de La U, entre otros, quienes hoy van felices en el primer vagón de la aplanadora petrista, no existe ninguna posibilidad de que se hunda una sola iniciativa del gobierno.
La reforma tributaria saldrá en los términos en que el gobierno de Petro decida. Las 'mejoras' que a cuatro vientos anuncian los voceros de dichos partidos, solo contribuyen a maquillarla para hacerla más presentable. Nada de fondo. En el Congreso de la República las leyes se aprueban por mayoría y los partidos tradicionales siempre se han montado en el bus ganador, aún después de haber estado con el candidato perdedor.
Y los gobiernos –todos– necesitan de esas mayorías para poder disfrutar de la gobernabilidad necesaria para sacar adelante sus iniciativas. Por eso presenciamos el espectáculo del conservatismo respaldando al petrismo, cuando no existen afinidades políticas, ni ideológicas, entre ellos. ¿Qué piensan, por ejemplo, los electores de los congresistas conservadores que hoy respaldan al gobierno de Petro? ¿Están de acuerdo? El próximo año –cuando se realicen las elecciones de alcaldes y gobernadores– se sabrá cuanto respaldo obtienen quienes hoy aprueban a 'ojo cerrado' iniciativas gubernamentales como la reforma tributaria, que –sin duda– golpeará con dureza a dichos votantes.
{"titulo":"Reforma tributaria: iglesias comenzarían a pagar impuesto de renta","enlace":"https://www.elheraldo.co/colombia/reforma-tributaria-iglesias-comenzarian-pagar-impuesto-de-renta-944423"}
¿Un cambio con los mismos vicios del pasado?
El gancho electoral más seductor del Pacto Histórico fue su oferta de cambio. Y dicho cambio tiene que ver fundamentalmente con desterrar las mañas y vicios de la clase política tradicional. 'No vamos a ser lo mismo', fue la consigna de la campaña. Esa oferta logró cautivar a más de 11 millones de personas que votaron por Gustavo Petro a la Presidencia. Igual respaldo recibieron los aspirantes al Congreso. Por esa razón causa desconcierto ver a quienes ofrecieron el 'cambio' comportarse como aquellos que quisieron cambiar. Escuchar, por ejemplo, a la senadora María José Pizarro exponer mil y más razones para no bajarse el salario, no difiere de los mismos argumentos que podría exponer cualquier senador de un partido tradicional.
Ambos no quieren que les toquen sus sueldos. Punto. La diferencia es que Pizarro ofreció el 'cambio', es decir que ella sería diferente. Ahí radica el desencanto del votante. Un gobierno que no es 'meritocrático' a la hora de designar funcionarios, pues termina siendo igual a todos los que criticó y en los que primó el amiguismo y el compadrazgo. Si la aplanadora va a servir para cometer los mismos pecados, entonces no tiene ningún sentido haberse comprometido con el 'cambio'.
{"titulo":"'No vemos incentivo para el turismo con la reforma tributaria': Anato","enlace":"https://www.elheraldo.co/economia/no-vemos-incentivo-para-el-turismo-con-la-reforma-tributaria-anato-944371"}
¿Doble rasero para medir la corrupción?
Pocas horas después de haber logrado la aprobación de la reforma tributaria en su primer debate en las comisiones terceras conjuntas de Senado y Cámara, se conoció una foto de los tres 'héroes de la jornada': Gustavo Bolívar, David Rasero y Katherine Miranda, quienes aparecen sonrientes, celebrando la proeza con unas copas de vino. Los tres hacen parte de los nuevos dirigentes políticos del país y están al frente de la aplanadora petrista. Los tres representan el 'cambio' que ofrece el Pacto Histórico y sus aliados.
La lectura que ellos hacen hoy de lo que antes criticaban es bien distinta y llama mucho la atención. Su silencio sobre las denuncias en las compras estrambóticas realizadas por parte de la Casa de Nariño –con cobijas de plumones de gansos incluidas– es monumental. O algo peor: pretender justificarlas con el cínico argumento de que los gobiernos anteriores también incurrieron en esas faltas deja por el piso la tesis de que con ellos las cosas serían distintas. El rasero para medir las malas prácticas –o la propia corrupción– debe ser siempre el mismo. Una reflexión profunda sobre este tipo de comportamientos vendría muy bien a los congresistas que ofrecieron el 'cambio', pero cuyo comportamiento no tiene nada que envidiarle a quienes ellos decidieron que había llegado la hora de cambiarlos.




















